Para Max
Diciembre de 2005: Quisiera decir bien cosas malas sobre tí. No sé si eres mi amigo, mi hermano o mi amante. No sé si quiero que me quieras, que me odies, o que me ignores.
No sé, tampoco, qué me gusta más: que me trates como un hombre cuando me golpeas el hombro con camaradería, o que me trates como mujer cuando te adelantas para abrir las puertas y dejar que yo pase primero.
No sé si me gustas por lo guapo que te ves cuando te arreglas; o por feo, como cuando despiertas crudo los fines de semana y no eres capaz de pasarte ni por error un cepillo en la cabeza en todo el día.
No se si te deseo por caballeroso o por vulgar, por los poemas que escribes y que secretamente me confías, o por la cantidad violenta de disparates y albures que eres capaz de decir en un instante.
Te amo por cómo me cuidas cuando andamos por las calles oscuras, pero te amo más por cómo te soy indiferente cuando una muchacha bonita se acerca a besarte.
Podría vivir sólo para repetir una y otra vez esas estupideces que a veces digo y que tanto te hacen reir. Y es que no sabes que cada sonrisa tuya es para mí una cuenta del precioso rosario que desgrano por las noches de mi alma enloquecida y secreta.
No sé, tampoco, qué me gusta más: que me trates como un hombre cuando me golpeas el hombro con camaradería, o que me trates como mujer cuando te adelantas para abrir las puertas y dejar que yo pase primero.
No sé si me gustas por lo guapo que te ves cuando te arreglas; o por feo, como cuando despiertas crudo los fines de semana y no eres capaz de pasarte ni por error un cepillo en la cabeza en todo el día.
No se si te deseo por caballeroso o por vulgar, por los poemas que escribes y que secretamente me confías, o por la cantidad violenta de disparates y albures que eres capaz de decir en un instante.
Te amo por cómo me cuidas cuando andamos por las calles oscuras, pero te amo más por cómo te soy indiferente cuando una muchacha bonita se acerca a besarte.
Podría vivir sólo para repetir una y otra vez esas estupideces que a veces digo y que tanto te hacen reir. Y es que no sabes que cada sonrisa tuya es para mí una cuenta del precioso rosario que desgrano por las noches de mi alma enloquecida y secreta.