jueves, 20 de diciembre de 2007

Pareja de Años

Para Miguel Ángel,
en nuestro segundo aniversario.


“Y si yo me olvido de ti, Señor mío; tú nunca te olvides de mí”.
Oración de Gandhi.

APENAS me enteré cómo fue que llegaste para quedarte. Lo único que sé es que un día me arrebataste un beso casi sin que me diera cuenta. Todo lo demás, todo lo que siguió, todo lo que falta, es la historia que contamos diariamente al despertar abrazados cuando se alza el día y al dormir con los labios arrebolados uno contra el otro cuando se muere la tarde: el cuento empecinado y orgulloso de una pareja de años que no sabe cuándo o porqué llegó a amarse tanto, pese a todo y todos, en este lugar, en esta hora.

El caso es que estás dentro de mí, debajo de mí, sobre mí, y en todos lados. Llegado el momento, casi no sé qué escribir (increíble cosa, ¿no?) pero al hablar de ti los discursos se me acaban, todo el lenguaje se me deshace en las manos para volverse besos y sonrisas y las letras se me transforman en caricias y risas debajo de las sábanas. Las letras se hacen nuevas cuando tus negros capulines me miran y me atraviesan como la espada de fuego de un ángel vengador.

Nada de esto puedo escribirlo sobre el papel porque resulta que el único cuaderno suficientemente basto para esas palabras nuevas que germinan bajo el golpe de tu planta contra la tierra que pisas es tu piel desnuda, sobre la que escribo como el que escribe sobre la arena caliente, dorada, llena de misterios mutantes a merced de los caprichos del aire. Y en tu cuerpo trazo con los labios, con la lengua, con las manos, con los dientes, con las uñas todas las oraciones que me sé, antes que las borre el viento de la tarde:

Espejo de justicia cuando brilla el agua que rueda por tus piernas mientras se filtra la luz de la mañana por el cristal verde y azul de la ventana de la regadera. Trono de la sabiduría cuando me sonríes de improvisto sin revelarme el motivo y me dices bajito “mi héroe” y a mí se me derriten los pedacitos que me quedan de alma. Causa de nuestra alegría cuando cocinas la cena en un sartén despostillado y llenas las noches de mi alma con tu comida y tus nervios, tus prisas, tus charlas vibrantes, febriles, enloquecidas.

Vaso espiritual, tu boca; vaso digno de honor, tu aliento; vaso de insigne devoción, tu sexo. Rosa mística, tu beso; torre de David, tu cuerpo; torre de marfil, mil recuerdos. Casa de oro, tu pecho; arca de la alianza, tus dedos; puerta del cielo, suspiros, gemidos, jadeos.

Tú eres la estrella de la mañana cuando el despertador suena y la madrugada se cubre de sombras y de rocío; tú eres la salud de los enfermos golpes de las manecillas del reloj en mi pensamiento inquieto, tac tac tac tac; tú eres el refugio de los pecadores porque tus muslos son las columnas de un templo secreto y la ropa que va volando son enigmas que la esfinge va olvidando. Y ese puño rojo que oigo latir dentro tuyo como lengua de fuego, templo consagrado al dios de los pequeños y los humildes, obra maestra del amor del alfarero por su fragua, santuario, tabernáculo, horno ardiente.

A ti se somete mi corazón por completo y se rinde totalmente al contemplarte. Nada es más verdadero que estas palabras. ¡Oh, mi buen amor, óyeme! Dentro de tus brazos escóndeme y no permitas que me separe de ti. Del enemigo malo defiéndeme y en la última hora llámame y mándame ir a ti para que con los alfileres de tu ternura me quede prendido de tu nombre bendito por los siglos de los siglos de los siglos y si yo me olvido de ti, señor mío, tú nunca te olvides de mí.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Fragmentos dispersos de un viejo diario (2)

Septiembre de 2006: Ayer que te ví tan enferma y tan inútil y tan dependiente de nuestra buena voluntad para darte de comer, cambiarte el pañal o limpiarte la baba de la boca para no dejar que te ahogues, debo confesar que me dio risa. Todos te lo esconden, pero yo voy a decírtelo: te estás muriendo, al fin te estás muriendo.

Tú, la que se levantaba diario a las cinco de la mañana para barrer las hojas que el rocío del alba había desperdigado en tu inmaculado jardín de jacarandas en verano y de nochebuenas en invierno; tú, la que con igual violencia azotabas con tu varita de fresno al perro o a los niños cuando no comíamos lo que nos servías; tú, la que no-sé-por-qué perversidades escondías gustosa los regalos de navidad bajo el árbol y no nos los dejabas abrir hasta después de cenar ya bien entrada la noche; tú, la madre de las amarguras, te estás muriendo.

Tú, la de la ronca voz de mando, la de los manazos contra mis palmas, la del aliento de humo de cigarro, la déspota de la limpieza y el sempiterno olor a pino, la enfermera que toda rodilla o codo raspado sanaba con el ardor del jugo de limón agrio, la del paliacate deslavado en la cabeza, la de los pantalones grises de mezclilla; tú, la gran dictadora, te estás muriendo.

Ya no eres nada. Y la gente cuyos destinos coronoaste de cardos durante años y años está siendo muy noble contigo. En honor a la justicia, deberíamos dejarte abandonada en un sillón del sótano de la casa grande y no volver por tí hasta que no seas más que huesos blanqueados y moscas gordas. Sí, vieja bruja con escoba de varas, te estás muriendo.

Mi madre que tuvo que vestirse de novia sola porque tú no quisiste acompañarla el día de su boda, es hoy quien te lleva al baño y te limpia el coño viejo para no dejar que se te inunde de infecciones. Mi padre a quien tú envenenaste con los ojos desde antes de conocerlo es hoy quien empuja tu silla de ruedas al jardín mientras lucha consigo mismo para no dejarte rodar hasta la alberca. Mis hermanos que siempre fueron para tí menos importantes que los corucos de los canarios que crías son los que te llevan la comida a la boca porque ya no eres capaz ni de sostener una de tus preciadas cuicharitas de plata que nunca nos dejabas tocar. Yo, que no sé porqué no conservas ninguna fotografía mía en tus portarretratos, me siento a escuchar tus maldiciones a regañadientes, tus balbuceos seniles, tus recuerdos de mierda mientras pienso lo feliz que haría a todo el mundo si decididamente te inyectara una jeriga llena de aire por la vena. Y mi pobre abuelo que cometió un único error en su vida al sacarte a bailar ese tarde de abril de 1942, al que heriste lentamente hasta la fatalidad durante sesenta años con la tizana de tu frigidez, ya no duerme por la angustia de ver que te mueres sin morirte en la cama de al lado. Gozas el haber acabado con él y con todos nosotros, lo sé.

Pero todo eso ya no importa, porque tarde o temprano, por más que te resistas, por más que te propongas hacer nuestras vidas insufribles hasta el último momento, morirás. Al final, aunque no quieras, estarás muerta. Un día amanecerás tiesa y fría. Y cuando ese día finalmente llegue, casi sin decir palabras mandaremos por el médico forense y luego por los agentes de la funeraria. Esa misma noche nos vestiremos de luto y te velaremos muy calladitos al tiempo que nos beberemos un café caliente casi sin mirarte. A la mañana siguiente te incinerarán y las cenizas que queden de tí serán guardadas en una urna dorada y se dirá una misa por el descanso de tu alma, si es que dentro del cuerpo tenías tal cosa.

¿Y después? Después no volveremos a hablar nunca más de tí. Nadie te pensará luego de ese día y poco a poco tu voz y tu rostro y tu nombre se irán borrando de nuestros recuerdos. Continuaremos nuestra vida como si nunca hubieses existido. Te olvidaremos.

Te olvidaremos.

Te olvidaremos.

¿Le tienes miedo a la muerte? No llores, vieja ridícula.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Fragmentos dispersos de un viejo diario (1)

Para Max

Diciembre de 2005: Quisiera decir bien cosas malas sobre tí. No sé si eres mi amigo, mi hermano o mi amante. No sé si quiero que me quieras, que me odies, o que me ignores.

No sé, tampoco, qué me gusta más: que me trates como un hombre cuando me golpeas el hombro con camaradería, o que me trates como mujer cuando te adelantas para abrir las puertas y dejar que yo pase primero.

No sé si me gustas por lo guapo que te ves cuando te arreglas; o por feo, como cuando despiertas crudo los fines de semana y no eres capaz de pasarte ni por error un cepillo en la cabeza en todo el día.

No se si te deseo por caballeroso o por vulgar, por los poemas que escribes y que secretamente me confías, o por la cantidad violenta de disparates y albures que eres capaz de decir en un instante.

Te amo por cómo me cuidas cuando andamos por las calles oscuras, pero te amo más por cómo te soy indiferente cuando una muchacha bonita se acerca a besarte.

Podría vivir sólo para repetir una y otra vez esas estupideces que a veces digo y que tanto te hacen reir. Y es que no sabes que cada sonrisa tuya es para mí una cuenta del precioso rosario que desgrano por las noches de mi alma enloquecida y secreta.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Un amigo de hace mucho

"¿Qué creés? No te esperaba.
Perdoname la franqueza..."
-de un tango de L. F.

Hola,
(y tu perfume sigue siendo el mismo).

Tanto tiempo sin verte,
(y tu boca todavía conserva los mismo lunares que adoré).

¿Y qué tanto has hecho?
(y sigues usando esa camiseta que desnuda tus brazos morenos).

Supe que ya terminaste la escuela,
(y otro abrazo diferente al mío rodea tu cintura).

¿Dónde trabajas ahora?
(y tu sonrisa revolotea en los labios de alguien más).

¿Sigues viviendo con tus padres?
(y me invade la nostalgia de tu desnudez sobre la mía).

¡Ah, entonces te mudaste con tu chavo!
(y todavía tiemblo bajo el recuerdo te tu beso).

(Adios a tu silbido y a tus caricias.
Adios a tus miedos y a tu departamento de paredes blancas.
Adios a tus ojos y a tu sexo.
Adios a tus piernas de bronce, a tu saliva dorada, a tu semen de nubes, a tu color de girasoles, a tu voz de trueno, adios, adios, adios).

Nos estamos viendo, por aquí sigo, me dio gusto verte.

(Pedro, que adivina mis pensamientos desde hace años, sin esperar a que se lo pida, pone otro martini seco con dos aceitunas en la barra, cerca de mi mano que todavía está temblando.

Alcanzo a escuchar que le preguntan entre besos:
"¿Y quién era ese?".
Se lo piensa un par de segundos:
"Un amigo de hace mucho").

jueves, 25 de octubre de 2007

Visita de Ángel

Esta es la historia vehemente de un hombre infantil y de un niño precoz.
Esta es la historia peligrosa un lobo con vocación de oveja y un corderito de dientes feroces.
Esta es la historia vertiginosa de un gato y un cordel.
Esta es la historia miedosa con la que siempre fantaseó Thomas Mann:

Ángel es un muchachito vecino mío de apenas unos trece años de edad, hermanastro menor del mejor amigo de un primo que vive en el departamento debajo del mío. Ángel se hizo mi amigo luego de que la señora de las quesadillas que fríe sus glorias grasosas enfrente de mi casa todos los fines de semana lo obligara a confesar ante mí sus deseos oscuros de convertirse en bailarín.

Se supone que yo que soy actor, algún consejo le podía dar a un mozalbete con ganas de iniciarse en las artes escénicas. Le recomendé que le pidiera a su madre que lo llevara a pedir informes a la Escuela Nacional de Danza Cláscia y Contemporánea en el Centro Nacional de las Artes, escuela vecina a la mía, en la que he visto que los muchachitos entran a estudiar desde muy jóvenes la carrera de danza junto con la primaria o la secundaria. Para mis adentros pensé: "este niño tiene todo lo necesario para ser bailarín. Hasta lo amanerado". Me reí en secreto y segúi tragándome muy quitado de la pena mi quesadilla de flor de calabaza. Pasó el tiempo y yo de vez en cuando me encontraba al escuincle y lo saludaba con familiaridad. Alguna vez revolví su cabello como gesto amistoso. Un buen chico, pensé.

Una noche de esas en las que estaba ocupado de mis asuntos, sonó el teléfono. Cuál va siendo mi sorpresa cuando escucho una voz infantil que no reconozco, pero que me confía inmediatamente: "Soy Ángel". De dónde sacó este niño mi número telefónico sigue siendo un misterio sin resolver. Ante mi estupefacción y extrañeza me pregunta sin rodeos: "¿Eres gay?". Me quedo con ojos como de plato y la mandíbula se me va hasta el suelo. Pienso que debo contestar inteligentemente y sin moralinas. "Sí", le digo muy seguro de mí mismo y continúo: "¿por qué quieres saber?". "Nada más", me contesta el muy mentiroso. Nada más... sí cómo no. Me entra el miedo y la prudencia: "Ángel, entiendes que una conversación así entre un chamaco como tú y un tipo que casi te dobla la edad es peligrosa, ¿verdad?". Escucho lo que digo y me doy asco. Sé que Ángel se siente decepcionado y ridículo desde el otro lado de la linea. Lo siento en su voz cuando musita un: "sí, lo sé". "¿Estás bien, necesitas algo?", le pregunto. "No", contesta y al ratito me cuelga. Me quedo como estúpido sentado frente a la computadora con el teléfono en la mano, intentando comprender qué fue lo que pasó.

Me siento tonto y el más cobarde. ¿Y si ese niño necesitaba ayuda o consuelo o amistad?. Me hago en la cabeza las hipótesis más increibles. Me imagino de todo porque yo también tuve trece años y también me sentí solo y confundido y distinto, como la mujer araña o el hombre elefante. Yo sé lo que es no poder confiarle a nadie que estás enamorado y sentir como ese cariño se va haciendo una piedra filosa en la boca del estómago. Yo sé lo que es mentirse a sí mismo y fingir deseo frente una Playboy; castigarse con el silencio, ahogar en el sollozo el miedo y la frustración. Yo sé lo que es haber perdido la nave de la adolescencia en las caústicas aguas de la amargura, de la soledad, de la impremeabilidad y la dureza. Yo sé lo que es cultivar la inteligencia como mecanismo de defensa, la ironía como arma, la indiferencia como costra que cubre las heridas que te hacen los niños que sí son populares, los que tienen novias, los que son buenos para el fútbol, los galancitos, los gandallas. Todo eso yo lo sé. ¿Y qué si Ángel se sintió así? Y yo no le dije nada porque me entró un miedo imbécil a no sé qué pendejadas y una prudencia digna de cura de Guadalajara.

Imaginé a Ángel vagando la noche del internet como yo cuando tenía un par de años más que él, a merced del deseo de desconocidos, con las ganas quemandome las manos y los dientes, concertando citas en despobladas tiendas de helados, con el corazón saliéndose del pecho en los baños públicos, fantaseando con las regaderas de la escuela, con la ropa interior de los compañeros de bancas, con los herméticos secretos de los brazos morenos que me aguardan en sueños. Volví a tener su edad y tenía unas incontenibles ganas de romperme y de llorar y de explotar y de matar al planeta a navajazos y matarme luego a mí para ver si así de una vez por todas se pueden tomar las bocanadas de aire fresco que me hicieron falta entre los catorce y los dieciocho años. Medio six pack de cervezas logaron calmarme. Pobre Angelito. Me daban ganas de decirle muchas cosas sobre la maldad, el amor, el miedo, la esperanza y la rabia, sobre todo la rabia.

No volví a ver a Ángel durante meses. Metido en mis propios asuntos casi logré olvidar el caso hasta hace unos días. Estaba yo ocupado en hacer mis cosas, cuando desde la ventana esuché que me llamaban. Me asomé a la calle y ahí estaba él, con su chamarra amarilla, con sus risos negros sobre el rostro y su mirada ansiosa. Bajé. Me obligó a pasarme del otro lado de la banqueta donde no hay faroles, para que nadie nos viera platicar. Me volví a sentir cobarde, pero me contuve. "¿Te acuerdas de ese día que te llamé para preguntarte que si eras gay"?, me preguntó. "Sí, si me acuerdo", contesté. "Pues es que quiero decirte que yo también soy... eso... gay". "¿Estás seguro?", pregunto como si no supiera que es una pregunta estúpida. "Sí", responde él con paciencia y continá: "He estado con hombres, mayores, de veinte años, gente de por aquí que tú no conoces". Me habla como si me quisiera dar celos. ¿Qué le pasa a este mocoso? ¿Será cierto?. Balbuceo puras bobadas del tipo: "cuídate, no toda la gente es buena, no te vayas con gente que no conozcas, estás muy chico". Sé que Ángel odia cada una de mis palabras. Yo las odio también y hubiera odiado a quien me las dijera. Esos consejos simplones no son lo que él vino buscando hasta mi puerta. No sé. Se da cuenta que estoy desarmado y me ahorra la agonía: "Tengo que ir a la tienda". Se aleja por la calle húmeda y llena de frío y se pierde como culebra entre la llovizna y la penumbra de la acera sin luminarias.

¿Qué venía buscando Ángel? ¿Compasión, confidencia, complicidad? Si yo fuera otro tipo de cabrón sin escrúpulos y hubiera invitado a Ángel a subir a mi departamento... Grotesco, grotesco. Pobre muchacho, qué joven. Y pobre de mí. ¿Por qué en las escuelas no les enseñan a los aolescentes que hay otras formas de amar y desear. ¿Por qué este muchachito tiene que salir a buscar respuestas de noche, furtivo, como si fuera un delincuente? ¿Por qué me siento tan vulnerable? ¿Por qué me siento responsable de lo que le pase? ¿Es que sufrir es el único camino para aprender que el mundo es cruel y malo y que casi nadie en él está dispuesto a ofrecer un mínimo de sinceridad?

Estoy fatalista y estoy deseoso de moralejas donde no hay posibilidad de hacerlas. Estoy ocupado en mis propios asuntos y dejo correr las manecillas del reloj en la burma de los días. No sé si Ángel va a encontrarme hoy o mañana o nunca. No sé si ahora mismo llama a otros teléfonos, o aparece debajo de otras ventanas, o desaparece detrás de alguna puerta que se cierra a los ojos intrigosos del mundo para revelarle las cábalas de las caricias, los acertijos de la ausencia, los laberintos de los sudores de nuestro mundo tonto de adultos.

domingo, 14 de octubre de 2007

Don Sergio Méndez Arceo

Por estas fechas se celebra el centenario del nacimiento del llamado "Obispo de los Pobres", Don Sergio Méndez Arceo; uno de los pocos curas que entendieron eso de que el reino de los cielos tiene que realizarse aquí en la tierra inmediata y concreta, no allá en ese cielo lejanísimo e indiferente. Partidario de la Teología de la Liberación (y consecuentemente un poco -o muy- detestado por Juan Pablo II) el "obispo rojo" desde su cátedra en la Ciudad de Cuernavaca alzó la voz en favor de diferentes y bastantes movimientos sociales, entre ellos, en ocutbre de 1968 para protestar en contra de la sangrienta represión estudiantil en Tlatelolco y un año después al apayar a los prisioneros de "El Palacio Negro" de Lecumberri, en huega de hambre por aquellos tiempos, en demanda de un mejor nivel de vida carcelaria, por mencionar sólo un par de ejemplos porque en realidad, Monseñor era adicto a defender las causas perdidas, como buen crisitiano.

Hay una historia familiar sobre Don Sergio que tuvo que ver también con una causa perdida. Mi tío (sí el mismo tío que salió vivo de milagro de la Plaza de las Tres Culturas) estaba a punto de casarse. Su futuro suegro que era un hombre de izquierda, y como tal, contradictorio con sus principios; así que le pidio al joven yerno que se casaran con la bendición de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana. Mi tio se resistió como pudo hasta que el nombre del obispo comunista empezó a barajearse en la mesa de las negociaciones. Obviamente mi tío admiraba a Méndez Arceo y no le disgustaba la idea de que fuera un sacerdote contestatario y un poco renegado del Vaticano el que los uniera en santo matrimonio. Finalmente acordó con su suegro que si el obispo de Cuernavaca aceptaba celebrar el rito nupcial, se casarían por la iglesia; si no, prescindirían de la cosa religiosa.


Fueron entonces a buscar al susodicho purpurado a su Catedral y lo fueron a encontrar después de la misa de mariachis (modalidad mexicaíisima y folklórica, por cierto, también inventada por Don Sergio). Distinto a otros curas, éste no desaparecía tras la puerta de la sacristía recién terminaba la misa, sino que saliá al atrio de la catedral a conversar con sus fieles. Ahí lo abordaron la pareja de tórtolos y después de hacerle la barba un rato, le preguntaron qué tantas posibilidades habrían de que él los casara. Agudo como siempre, el obispo respondió que posibilidades había muchas en tanto que él era un sacerdote y ellos se querían casar, pero que las probabilidades eran diferentes de las posibilidades y que él hacía mucho que no celebraba un matrimonio. Su Eminencia se hizo un rato del rogar y los otros dos le rogaron. Al final quedaron de acuerdo que ellos eligirían un día y un lugar y él diría entonces si podía o no oficiar la santa misa.


Astutamente mi tío y su prometida planearon la estrategia para ganar el favor de Méndez Arceo. Decidieron proponerle que la ceremonia religiosa tuviese lugar en su catedral y que el día fuera el primero de mayo, día del trabajo. Por esas fechas ya se había anunciado que en Cuernavaca no habría desfile de trabajadores ese día porque el gobierno priísta unicamente quería que salieran a las calles los sindicatos "charros" y los independientes amenazaron con boicotear el evento; así que para evitar confrontaciones, ese año no habría celebración del día del trabajo, cosa que tenía a Don Sergio trabado y girando en el tacón de su episcopal zapatilla. La fecha era seductora.


Después de que se lo plantearon vía su secretario por teléfono y tras muchas largas, el obispo aceptó. Inmediatamente se mandó imprimir en las invitaciones que Méndez Arceo, Su Polémica Excelencia, sería quién casaría a ese par de jipis enamorados. Después de eso no volvierona tener comunicación con él.


El día de la boda se dudaba seriamente que efectivamente fuera Don Sergio el que se presentara en el altar y se estimaba entre los cuchicheos de la generalidad de los asistentes que en lugar de él, quién haría la entrada triunfal detrás de los candelabros y el humo del incensario sería cualquier otro achichintle con alzacuellos. Pero no. Después de hacerla un rato de jamón y darse a desear, llegó el mismísimo en persona a dar el amén a la parejita con todo y su salpicada de agua bendita. Su casulla de ese día era, claro, roja, pasándose las reglas del ceremonial litúrgico por el arco del triunfo.


Obviamente ese primero de mayo, en la homilía, el Señor Obispo no hizo ninguna alusión al sacramento del matrimonio y, de seguro, apenas se sabía los nombres de los que se casaban. Sermoneó (en el buen sentido de la palabra) a los fieles sobre la importancia de la unidad obrera, el compromiso de la Iglesia con los pobres y la traición a éste espíritu de servicio a los más necesitados que las jerarquías elecíasticas burguesas ejercían en contra de su obligación cristiana histórica. Habló de la ternura del pueblo y de la eucaristía de la calle, del apostolado del campo y del sacramento de la solidaridad liberadora. Tal vez dijo cosas como las que solía decir:


"Me aterroriza ser perro mudo, me conmueve la impotencia, la frustración, la impaciencia, la rebeldía de los jóvenes ante las estructuras inoperantes. Me hace hervir la sangre la mentira, la deformación de la verdad, la ocultación de los hechos, la autocensura cobarde, la venalidad, la miopía de casi todos los medios de comunicación. Me indigna el aferramiento a sus riquezas, el ansia de poder, la ceguera afectada, el olvido de la historia, los pretextos de la salvaguardia del orden, la pantalla del progreso y del auge económico, la ostentación de sus fiestas religiosas y profanas, el abuso de la religión que hacen los privilegiados. La Biblia contiene la condenación irremisible de la violencia de los opresores y estimula la violencia de los oprimidos. La opción entre la violencia de los opresores y la de los oprimidos se nos impone, y no optar por la lucha de los oprimidos es colaborar con la violencia de los opresores. La palabra de Dios es lo más explosivo y revolucionario que hay para la transformación de las personas, de la Iglesia y de la sociedad. Para nuestro mundo subdesarrollado, no hay otra salida que el socialismo, como apropiación social de los medios de producción, con una representación auténtica de la comunidad, para impedir que sean utilizados como instrumentos de dominación en manos de una oligarquía o de un gobierno totalitario. Es tiempo de que los cristianos no aparezcamos siempre como contrarrevolucionarios y no demos posteriormente la apariencia de oportunistas, cuando urgidos por la palabra de Dios, nos sumamos, tardíamente, a procesos cuyo dinamismo nos vuelve a dejar atrás de la realidad y a plantearnos la disyuntiva de la fidelidad a Dios o al hombre, que no debiera existir, pues sólo se plantea entre Dios y el pecado, estructurado de mil formas en las instituciones opresoras de los mismos hombres".


Etcétera y etcétera. Ahí terminó la historia de la boda. Años más tarde murió Don Sergio, se divorciaron mis tíos y la justicia social sigue siendo una cuenta pendiente. Causas perdidas. Sin embargo, queda el recuerdo de ese día, en el que un hombre de la Iglesia cantaba desafinado en el coro de Roma y ponía de cabeza a todos los suyos que nomás no les quedaba de otra mas que entriparse los corajes. Morelos dejó de ser un epicentro revolucionario y no se enorgulleció más ni de Zapata ni de Don Sergio. La prueba de esto es la venganza reaccionaria de mi abuelo al respecto, años después: "claro que el matrimonio de tu tío estaba conenado a fracasar. Mira nada más quién los casó".


Yo estoy seguro que Don Sergio Méndez Arceo tenía muy en claro que su misión en la vida era restituir el mensaje fundamental de Jesús y sus primeros discípulos, un mensaje que tenía que ver más con la acción que con la contemplación y más con el hecho de llenarse las manos de tierra en favor de los otros, que quemar kilos de incienso por la salvación del alma del prójimo. Como dice Sai Baba: "las manos que trabajan, son más santas que los labios que rezan". Yo creo que algo así tenía en la cabeza ese obispo rojillo.

jueves, 4 de octubre de 2007

Una Postal del 2 de Octubre

Por aquellos días de tanta agitación mundial, las universidades se habían convertido en fraguas de esos objetos del ayer, plateados y centellantes, que se llaman revoluciones y que hoy día apenas conocemos en la forma de cenizas y sombras. Mi tío, a quien admiro y respeto, era universitario y muy a la moda, no caía en las contradicciones que condenaba el Ché Guevara; es decir, era joven y era revolucionario. Mi tía, muy por el contrario, era una cochinada a sus ojos empapados de marxismo y lágrimas: una proletaria con aspiraciones burguesas; de esas traidoras a su clase que el demonio debería estar masticando en el último círculo del infierno junto a Judas y Bruto; claro, si el dogma marxista tuviera cielos, purgatorios e infiernos; y si los marxistas de ese entonces (y de este...) leyeran a Dante, o cualquier otra cosa aparte de El Capital (¡ja! y eso cuando lo leen... no falta el imbécil que cita a Marx sólo porque lo leyó en Rius...)

El caso es que el 2 de Octubre de 1968, mientras mi tio encaminaba sus pasos al altar de los holocaustos en el que se convirtió la plaza de las Tres Culturas, mi tía celebraba en la casa paterna (es decir, la abuelesca desde mi perspectiva generacional) una fiesta A-Go-Go.

Horas después, ráfagas de luz cruzaban ambos escenarios: la sala de la casa metida a pista de baile; la plaza convertida en matadero de gente. Mi tío se escabulló de alguna manera milagrosa entre el laberinto de los edificios de Tlatelolco, escapándo de las manos con guantes blancos que asomaban metralletas desde los altos del edificio Chihuahua. Corrió tan rápido, tan raído, tan rápido, que los huaraches de jipi sin oficio ni beneficio que le valieron la condena de mi abuela, se desintegraron en el aire. Se llevó el susto de la vida; pero salió vivito y coleando de la masacre y vivió para contarla.

Mi tía no corrió con tanta suerte. Más o menos a la misma hora, la bola disco de espejos se desprendió del techo y le cayó en la cabeza, mientras bailaba alegremente con sus amigos. Los noticieros hipócritas como siempre, adulteradores, falsarios, apenas reportaban una escaramuza estudiantil cuando los chorros bermejos de la descalabrada aterraban a la concurrencia de la fiesta fresa, llenándose las baldosas verdes de la sala de charcos de sangre pisoteada.

Ese día, los dioses que viven bajo el suelo de la Ciudad de México andaba con antojo de negra sangre, a toda costa.

No lo olvidamos.

domingo, 16 de septiembre de 2007

El Grito de los Libres


Ayer, quince de septiembre de dos mil siete, la noche del ciento noventa y siete aniversario del inicio de la Guerra de Independencia, la incansable luchadora social Doña Rosario Ibarra de Piedra, cuyo hijo Jesús Piedra Ibarra fue secuestrado y desaparecido en 1975 por el gobierno de Luis Echeverría, gritaba en el Zócalo, frente a miles de hombres y mujeres libres levantados en almas:

¡Vivan los héroes que iniciaron la lucha por darnos patria y libertad!

¡Vivan los presos y desaparecidos políticos que dieron todo por la libertad de este país!

¡Muera el mal gobierno!

¡Viva la Presidencia Legítima de México!

¡Viva México!
(foto de La Jornada)

sábado, 1 de septiembre de 2007

¿A dónde se va la caca?

Tiene que salir,
aunque me tenga que quedar aquí a vivir,
aunque me digan que no tengo porvenir,
en este intento me la juego,
de aquí yo no me muevo,
pero esto va a salir.


Rola de mi adorada Liliana Felipe,
muy ad hoc.


Llevo una semana estreñido y no hay poder en esta tierra, o sobre ella en los altos cielos de los ángeles, o debajo de ésta en las fauces ardientes del infierno, que pueda acabar con mi aflicción.

Simplemente un día, de la noche a la mañana, dejé de hacerle esa diaria y aliviante visita al excusado, a esa la gloria de trono al que el rey va solo, como si mis intestinos hubieran decidido ponerse en huelga y dejar de trabajar así nomás, sin avisar ni dar explicaciones ni entregar pliego petitorio de sus demandas laborales ni cosas similares.

El primer día pensé que era normal; que seguramente no había bebido suficiente agua y que al día siguiente, después de ponerme al corriente en la mañana, todo volvería a la rutinaria normalidad de la caca puntual de las seis de la tarde. Oh, iluso de mí. Pasaron los días segundo y tercero y nada de nada y con la ausencia de mierda crecía mi angustia, y con el paso de los días, me duele más la cabeza, expelo por los poros un pegajoso sudor frío, me duelen las articulaciones como viejita reumática y tengo esos espantosos sueños reiterativos y sin sentido que le dan a uno como cuando tiene fiebre de cuarenta grados. Me muero de miedo.

Ya voy por el día quinto, casi sexto de mi nostalgia y ya me bebí innumerables litros de licuados de papaya y jarras enteras de agua de tamarindo, al menos me he comido unas cincuenta barras de fibra, me cené todas estas noches de sufrimiento ese cereal que sabe a caja de cartón y que promete milagros en el empaque, me he bebido sendas cucharadas de linaza, de aceite de oliva, de extracto de ciruela, de té milagroso de las yerberas, de ese que bautizaron con el aterrador nombre de “escoba intestinal”, y la caca sigue sin dar las más mínimas señales de vida. Sólo espero que entre tantos remedios, alguien me recomiende a qué santo debo voltear de cabeza.

Lo más misterioso del caso es que no tengo el estómago inflamado, como lo indicaría la lógica, pues en algún lado se debe almacenar todo el resultado digestivo, el proceso final de la comida que no he dejado de tragar, porque eso sí, hambre no me ha faltado. ¿Dónde están los restos de las manzanas rellenas del lunes, lo que quedó de la chapata vegetariana del martes, el desperdicio de la ensalada con pechuga de pollo del miércoles, el resto el sushi del jueves, las inútiles colillas de las enchiladas del viernes y sobre todo, dónde quedó el frijol con puerco de hace rato? ¿A dónde se va la caca? ¿La tengo en alguna parte de mi cuerpo guardada, como trigo en granero o río en presa? ¿Se ha absorbido en la forma de veneno letal que corre por mis venas y espera el momento justo de acabar conmigo? ¿Mi cuerpo usando mi propia inmundicia ha planeado matarme así de manera tan vil, tan infame, tan traidora, tan artera y tan a mansalva? O simplemente la mierda ha desaparecido, como si se la hubieran devorado ejércitos de moscas y escarabajos dentro de mí sin que yo me diera cuenta, en operación hormiga.

Mi novio, que se cree con el derecho dar explicaciones metafísicas a las cosas de este mundo nada más porque él es la encarnación de la belleza y la ternura (como el Tadzio de Mann), ha elaborado dos hipótesis: 1. que si no cago es porque me resisto a dejar ir algo en mi vida, como si el estreñimiento fuera metáfora de el apego y la aprensión; y 2. que el cagar es un asunto de decisión y que si fuera a sentarme al baño en esa ahora tan indiferente taza de porcelana, con la firme convicción de cagar, lograría liberar mi tan constipado colon de una buena vez por todas. Es increíble cómo el simple hecho de defecar, puede convertirse en motivo de superación personal.

En fin, en cuanto termine de teclear estas letras de desesperación, voy a tragarme todos los laxantes que encuentre en el botiquín de mi casa en espera de que, tras un agitado sueño (como el de Gregorio Samsa), mañana por la mañana se haga el milagro y se le ponga fin al dolor de mi existencia.

Como dice la canción: “el mundo se divide entre los que obran bien, y los que obran mal”.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Pendientes para olvidar

I.
Te he gastado tantas letras
escribiendo con gritos de cerda moribunda
tu nombre en los rincones de mi casa
que se quedaron vacíos de ti
y de tu risa sarcástica
y de tu cuerpo desnudo recargado en la ventana
(como la Gala de Dalí)
mirando la lluvia caer
sobre la calle llena de fantasmas.

Te he gastado tantos ojos
queriendo mirar los tuyos
tan negros de intenciones
tan crueles de deseos
tan viles de pensamientos
tan bajos de alas
tan largas de ganas
tan lejanas de miradas
tan diferentes de la mía
tan crédula de buscarte
tan ausente en el eco del aire.

En fin, para decirlo de una vez por todas:
te he gastado tantas caricias
sobre cuerpos que
por más que insisto en cerrar los ojos y creerlo,
no son (realidad tirana) el tuyo.

Te he gastado tantas y tantas y tantas letras
y estoy ya tan cansado,
que te juro por mi madre,
que éstas que aquí ves,
son las últimas
de las últimas
de las últimas.


II.
Un departamento vacío con las paredes blancas como leche.
Dos muchachos desnudos frente a frente se besan con los ojos llenos de espadas.
Sus bocas se acarician con las manos de sus lenguas envenenadas.
Las pieles morenas y llenas de vellos se queman una contra la otra como si fueran calderos de aceite hirviendo.
Una verga y la otra son asesinas gemelas.
Sudor.
Pasa el tiempo y todos los minutos hieren.
Una hora después, la simiente de uno flagela la espalda del otro como tizana de cuero.
Escucho tu jadeo y me siento feliz.

Ése es el único recuero tuyo que me queda.


III.
Yo quería.
Yo quería ser.
Yo quería ser para ti.
Yo quería ser para ti eso que dices.
Yo quería ser para ti eso que dices que necesitas.
Yo quería ser para ti eso que dices que necesitas cuando la jornada es larga.

Yo quería ser para ti esos brazos de arena escondida en tus sobacos.
Yo quería ser para ti esos besos frescos de cerveza en la playa caliente.
Yo quería ser para ti ese cuerpo desnudo y trémulo de frente al rugido noche marina.
Yo quería ser para ti esa cara que hace falta a tu lado en las fotografías.
Yo quería ser para ti esa risa que se sienta en el lugar del copiloto.
Yo quería ser para ti ese pecho sobre el tuyo bajo las sábanas.
Yo quería ser para ti ese cotidiano.

Pero, como dice la canción,
ya se que nadie se sale con la suya.


IV.
Esto soy y ya no puedo ser diferente:
crecí con los puños y los dientes apretados
que ya soy un manojo de frustraciones y fracasos y
vivo tan sólo y tan solo
para el rencor y la envidia y el miedo.

Vivo tan muerto y los odio tanto a todos,
que ahora más que nunca creo,
que el mundo ya se acabó
y que fui lanzado de cabeza
al peor de los infiernos.

Y sí. Ya sé que por mi culpa
muchos otros han sufrido,
como el muchacho de los ojitos de gato,
o el silencioso de la voz bonita,
o mi angelito de las alas negras.

Qué quieren que haga por ellos,
si ni siquiera puedo ya salvarme a mí.
Este es mi único consejo:
que cada uno escriba su propio laberinto
con el cual lanzarse patas pa’rriba a los abismos.


V.
Oración adolescente al cíclope triangular que todo lo vigila,
voyerista eterno de la inutilidad de los esfuerzos humanos:
por favor haz que la mañana de mañana no amanezca
y que todo lo que conocemos se disuelva
en la chabacana bruma del olvido.


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miércoles, 25 de julio de 2007

Sirenas Cotidianas

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para Miguel Ángel, sueño compartido

desinat in piscem mulier formosa superne;
spectatum admissi, risum teneatis, amici
Horacio, Epístola ad Pisones

A cantos de sirena, oídos de pescador
Refrán Popular.

I.
Veo sirenas. Las veo todos los días, en todos lados.

Camino por la calle de siempre.
Me detengo en el puesto de revistas de siempre.
Compro el periódico de siempre.
Y la veo.

Veo una sirena con su delantal azul de cuadros como cola de pescado.

La veo sentada detrás de su comal caliente,
soplando con su abanico de palma el carbón que truena y asusta y saca chispas que son como lunares rojos en la piel del aire.

Sirena de manos duras y añejas,
de masa de quesadillas azules,
de gorditas de chicharrón,
de flor de calabaza,
de nopalitos con cebolla
y de huitlacoche todo negro que cuando escurre de la tortilla va pintando el plato, lienzo de mejores comidas, con gotas de tinta china.

Señora sirena de manos mágicas que hacen de comer tlacoyos de requesón, de haba, de frijoles
y se ríen con granos de elote blanco
y amasan con la alegría de la salsa verde picosa y la roja más picosa
y prensan en su artilugio metálico sueños e historias de queso panela rallado
y platican del metro y cantan de la lluvia
y de la siembra
y de las glorias del Gran Dios de las Semillas.

II.
Más sirenas. Sirenas de todos los días.

Como esa sirenita
menudita y cariñosa,
pelirroja y bajita
que veo llegar nadando todos los días con sus aletas,
entre los mares de la gente y su mierda

La veo y va cargando bajo el brazo, libros;
en la bolsa de tela, libros;
con la mano que le queda, libros;
con los dientes, con los ojos, con la lengua, libros;
en el corazón y la cabeza, libros.

Mi sirena de libros y de letras y de historias de Españas viejas,
que se sienta todos los días a platicar con su dolor de cabeza,
a tomar un vino tinto con su espina dislocada,
a cenar cordero y papas con su cáncer de escamas
y a darle sorbitos de cafecito caliente a su vieja amiga,
la herida en el pecho de la operación a corazón abierto.

Y hacen todos juntos,
cuentas pendientes con el amor.

Mi sirena de achaques y manías
que se va todas las noches con nueve,
13
o veinte gatos a caminar las azoteas y las silbas
y los techos y los sonetos
y a soñar sueños de lunas de diosas antiguas
que se van volviendo letritas negras
que van cayendo

como manzanas verdes de la Noche de San Patricio,

como manzanas rojas en la Noche de todos los Santos,

como besos sin dueños en la Noche de San Juan,

como lágrimas de versos en un libro de poesías.

III.
Una más. Otra, mejor.

Sirena chiquita y regordeta sabor de chocolate,
que mueve la cola adornada con corales y almejas siempre que llego a casa,
que salta y chapotea como delfín en el agua cuando está contenta
y me llena el traje de lodo y océano salado con las estrellas marinas de sus palmas
y que aúlla, monstruo temible, cuando está asustada por las voces lejanas
de las visitas de los parientes muertos.

Sirena de juguetes extraños:
un alambre de púas medio oxidado,
una cacerola de peltre despostillada,
un balón de fútbol roto y desinflado,
yo mismo y mi novio,

y las cartas que apenas deja el cartero caer al suelo,
que destruyes con furia mordelona una tras otra
buscando desesperada la que no ha sido escrita

la que te hayan escrito a ti.

IV.
Nueva sirena. Sirena de convicción.
Sirena que debiste haber sido tritón pero que no quisiste.
Sirena de cola de pescado emplumada como fantástica serpiente.
Sirena retorcida engañosa artificiosa
que cambiaste las camisas por corsés,
las mancuernillas de oro por pulseras de amatistas,
las corbatas por gargantillas de topacios,
los gaznes de seda por collares de perlas negras,
la goma para el cabello por algas verdeazules ,
el peine por caracoles tornasoles

y los jeans azules, que aunque marinos, no te satisfacían,
los cambiaste por tu cola de lentejuelas a-gua-ma-ri-na-das.

¿Qué vas a cantar hoy, Sirena de las noches de parranda?
Paloma Negra
Sirena travestida de los rostros cambiantes
Mudanzas
Sirena engreída malvada animal
Échenle sal
Sirena malinche metiche
Pinche
Sirena en barata
Sirena con patas

Sirena de la soledad:
Te agradezco feliz,
tu dulce nostalgia.

V.
Pero la más constante de todas,
la más diaria sirena,
es otra,

Una sirena toda hecha de agua:

cenotes sagrados en la mirada,
cuajada de cadáveres vírgenes
y de joyas de oro, de jade, de plumaje de quetzal
que voy y veo profundamente los fines de semana dormirse
entre las ondas de la piedra que cae y chasquea,
muy quietos y muy silentes, apenas dan las diez.

Boca de la que manan lagos de lotos perfumados
flotando cerca de la cabeza caída del Buda de piedra,
sueños de nuevos sabores y olores lejanos,
todas las noches que hemos dejado de hablarnos.

Pechos que son la envidia la ninfa de la fuente de Trevi,
no por buenos sino por bastos,
no de leche sino de cenizas,

y sexo que es como las manos de la Santa de los Abrazos,
que transforma el agua simple en dulce de leche
y el aire vacío en mareas de huesitos y calaveras de niños
y llantos de primeras bocanadas de aliento;

pies de olas nocturnas que cambian las piedras que me lanzan en flores de jamaica,
manos de marejadas doradas que al acariciar los cabellos empapados en lágrimas,
los muta en hilos de plata mojados en aceites aromáticos,
risas de lluvias estivales que desaparecen el pellejo del pollo y lo negro de aguacate,
tormentas que le quitan lo ácido al agua de limón,
ciclones que le ponen lo dulce al bálsamo de hígado de bacalao,
oasis en medio de la Ciudad de México.

Ella es la sirena de los huracanes constantes:
la amante ballena que canta con un arpón atravesado,
la serena tortuga que ovula hijos que no llegarán al mar,
la callada langosta que baila viva en las aguas hirvientes,
la paciente sardina que juega en la lata de aceite,
la devota ondina que vela las armas y no duerme,

la de las guirnaldas de silencios abismales,
la de las guerras de salmones por lo bajo de la espuma,
la de las sospechas de truchas por lo alto de la corriente,

la de los sollozos en cascadas que se cortan
para decir,
ojos de agua:
todo va a estar bien,
todo va a estar bien,
todo va a estar muy requete bien.

lunes, 9 de julio de 2007

Carta a Andrés Manuel

Querido Andrés Manuel,

No he querido comenzar esta carta llamándote “presidente” aunque sabes que lo eres y muchos como yo te pensamos así y si tenemos oportunidad, te lo decimos, te lo gritamos, con todo orgullo. Pero esta vez quiero llamarte por tu nombre, porque tú así eres, te quedas cerquita de la gente, sin pretensiones, eres amigo y eso te hace diferente. Acabo de terminar tu libro y ya sabes, un amigo que me lo vio me dijo que de seguro no lo escribiste tú, que todos los políticos tienen escritores pagados que les hacen los discursos y los libros. Yo no creo. Le rebatí que hay grandes lecciones de prudencia y sensibilidad política en el libro y que sólo pueden desprenderse de la experiencia en el trabajo con la gente. Él me contesto que de seguro no las aplicas por que está convencido que no las escribiste tú. Ya no seguí discutiendo, pero no le creo. Yo te creo a ti. Y sin dogmas, porque siempre he sido crítico: tú mismo lo has dicho, la crítica y especialmente la autocrítica, nos hace mejores seres humanos. Y claro, ser críticos es usar sistemáticamente la razón y subordinar a ella la rabia. ¿Fue Monsi o Pitol el que lo dijo? Ya no me acuerdo. Ya después de tanto a veces se me revuelven los recuerdos. Lo que hemos vivido.

En fin. Hay tanto que quisiera decirte que no sé ni por dónde empezar. Por principio, me dio mucho gusto verte el domingo primero de Julio en el Zócalo, de nuevo. Lo que no hemos hecho ahí también. El ombligo de la luna, como dijera Elena. Nuestra casa. ¿Qué se siente verlo desde el templete? Me imagino, que de menos, da vértigo, así tan lleno de gente, de nuestra gente, tu gente. Esta vez llegué temprano y me pude poner a unos pasos de la valla que hace el pasillo central por donde cruzaste hasta el templete. Esperaba verte pasar ansioso y me calmaba la emoción platicando con las viejitas de al lado. Me colé hasta allí porque hice amistad con una en el metro de camino. Ni ella ni yo fuimos a la marcha, ella porque se desbarataba y yo, la mera verdad, porque no quise dejar de abrazar en la cama a mi novio en la mañana. Ahí sí, perdona, pero el amor por mi familia no lo puedo poner a competir con el amor por la causa. Y eso que él no nos apoya para nada y siempre ha sido bien crítico de lo que hacemos. Por eso lo amo, ¿sabes?, sus cuestionamientos me hacen bien, me vuelven mejor representante de nuestro gobierno, por que él me hace notar de dónde cojeamos. Y aunque no me apoye en esto, me da todo su amor. Jamás ha querido acompañarme a una marcha, pero ese domingo, me llamó para decirme que me amaba justo en el momento en que tú comenzabas tu discurso. Y yo le dije, jugando, yo también te amlo. Nos reímos y luego colgamos para ponerte atención. ¿Para qué te cuento todo esto?

¿Dónde me quedé? Ah sí. Pues ahí andábamos en la valla, esperando a que llegaras. Compramos antes de llegar al Zócalo unas banderas blancas con el águila juarista. Regina comenzó a cantar e inmediatamente las alzamos. Que canción tan bella. De plano no me aguanté y se me salieron las lágrimas. Alguna vez escuché, o leí, ya ni sé, que cuando uno llora es porque el alma no cabe en el cuerpo y se le sale a uno por los ojos. Cómo me iba a caber el alma en el cuerpo con lo que cantaba esa gorda queridísima, y con la catarata de recuerdos que se me vinieron encima de repente. Ya ni mencionarlos por que son los recuerdos de todos nosotros. A mi lado también rodaban lágrimas y así ya no me dio tanta pena y le dimos todos juntos rienda suelta al sentimiento. Ay, mexicanos, al fin de cuentas y más si nos juntamos como lo hemos hecho desde el desafuero y como seguiremos trabajando por el México que queremos ganar: juntos.

A veces me frustra que la izquierda se porte de manera tan desunida. Lo he visto más de una vez: los radicales se ven feo con los moderados, los pejistas les olemos a caca a los zapatistas, y ya ni qué decir de las tribus del PRD. ¿Qué piensas tú? A mi no me gusta nada. Deberíamos de encontrar mecanismos de trabajo en unidad. La justicia social es un credo que compartimos. No debería olvidársenos lo esencial tan seguido. Y luego, hazme el favor, los que colgaron a Stalin, ¿bueno? Digo, Marx y Engels está bien, Lenin, pasa; ¿pero Stalin? ¡Por Dios, de qué año son los libros de historia que leen esas personas! Yo se que tú has dicho que dentro de nuestro movimiento caben muchas izquierdas, pero insisto, ¿Stalin? En fin. Allá ellos. A mí me da horror y creo que su imagen no nos hace nada de bien. Y que conste que yo apoyo la libertad de expresión, pero no hay que ser así, fue una dictadura espantosa, ¿no tuvo que venir Trotsky a refugiarse de él a la casa de Diego y Frida?

Ya me dispersé de nuevo. Pues ahí estábamos llorando de coraje y de esperanza después de un año, cuando pasaste. Pasaste rápido, pero sí nos viste. Creo que nunca te había tenido tan cerca físicamente; por que ya sabes que emocionalmente, como dice la canción, aquí en el costadito te llevo. Yo te grité con todas mis fuerzas ¡presidente, presidente! Seguramente escuchaste mi voz junto con la de todos los demás. Me hace feliz saber que me oíste. Gritaba con la bandera de nuestro gobierno en una mano y alzando mi puño en la otra, como si te dijera, aquí están mis manos, Andrés, dime qué necesitas que haga con ellas hoy. Una pancarta que leí luego decía “estámos a sus órdenes señor presidente Andrés Manuel López Obrador, usted ordene”. Es claro que todos nos sentimos así. Recuerdo que el primero de diciembre alguien dijo, ya no se quién, "el que está atrincherado en el Auditorio Nacional, el usurpador, debería a ver quién es el verdadero presidente, que no tiene que andarse escondiendo, sino que está aquí cerca de su gente". Así siguen las cosas desde entonces ¿no? Tú estás acá con nosotros y él allá con sus empresarios ricos, con sus agentes del Fondo Monetario Internacional y sus militares asesinos. Ay, Ernestina, no te vamos a olvidar. Ya no quiero hablar de él y de sus cobardías por que me enojo, o lo que le sigue. Además mi novio votó por él y no lo pude convencer de lo contrario. Como ves, nuestro amor es un ejemplo de convivencia democrática. El dos de julio estábamos juntos en mi casa y para no discutir decidimos no ver la tele, aunque a los dos se nos hacía el corazón chiquito. Al final no soportamos más y la encendimos y oh sorpresa: nos fuimos a dormir con la misma incertidumbre que todo el país ese día. Nunca se me va a olvidar ese momento, tenía el corazón agazapado, ensombrecido, ya presentía lo que pasaría. ¿Nunca te preguntas qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes? Yo todo el tiempo. ¿Es que nunca vamos a ganar por las buenas? Me aterró ver cómo cambió el Sonríe, vamos a ganar por el Sonríe, vamos a resistir. Y sí sonrío, pero algo no deja de doler por dentro.

Hace años, en 1988, cuando lo de Cárdenas, yo recuerdo que el día de a elección iba con mi papá en un vocho verde que teníamos. Tendría yo unos cinco años quizá. Veníamos de casa de mis abuelos. Ya no sé a qué fuimos. Me imagino que era domingo y por eso fuimos a su casa a pasarlo con ellos en familia. El caso es que ya íbamos de regreso y pasamos por una casilla electoral aún abierta. Serían las cinco o las seis. Pasamos y mi papá hizo algo que nunca lo vi hacer antes y nunca más lo vería hacer después: Se asomó a la ventanilla del auto y gritó con todas sus fuerzas ¡Viva Cárdenas, cabrones! Nunca se me va a olvidar. Años después la historia del país y la historia de la familia se repite: yo lo renegado, como nos dicen, lo traigo en las venas, mi padre votó por ti y mi mamá por el otro, como mi novio y yo. Mi madre ya se arrepintió y mi novio aún no. Pero en una de esas lo hace, espero. Ya hasta lee la Proceso o El Chamuco de vez en cuando. Ya estoy hablando de nuevo de él. Estoy enamorado, lo siento.

Eso me hace pensar en algo que dijiste en la Convención Nacional Democrática del dieciséis de septiembre, algo sobre seguir en la resistencia con amor. Eso me gustó mucho. Todo lo que hacemos lo hacemos por amor. Si no, cómo, me pregunto. Por eso hay tanto derroche de creatividad, diversión y unidad en nuestro movimiento, por amor. Si no, cómo se explica lo que vivimos esos cincuenta días en los campamentos. Si no nos mediara el amor hace mucho que esto se hubiera vuelto o violento o apático. Y no, acá seguimos, de pie pese a lo que nos predijeron muchos, acá seguimos, inconmovibles en la lucha por la democracia, como dijo Jesusa ese día. Y a propósito, cómo me gustaría ver a Liliana de vez en cuando por ahí junto a ella. Supongo que no se mete porque es argentina y ya sabes que le pueden armar ahora sí que un tango por involucrarse, pero es que soy su admirador. Si la ves, dile que soy su fan y que espero que algún día se asome por ahí para mandarle un beso y darle las gracias por tanta música tan maravillosa. Apoyarte les costó la amistad de Tito Vasconselos, porque te odia, ni sé por qué. Supongo que porque durante tu gobierno en la Ciudad de México tuvo problemas en sus bares, pero es verdad todo lo que decían de ellos en las noticias. De todos modos te detesta y habla mal de ti cada vez que puede. A mí eso me molesta mucho. Pero ya ni digo nada por que la comunidad gay ya lo está poniendo en su lugar. Esa es otra historia.

Además ya ni me enojo cuando hablan mal de ti los medios, que es peor. Ya se que así va a ser toda la vida. Ya mejor me aguanto, me informo y trato de informar a los demás para ver si entre todos podemos fisurar al menos, ya no se diga romper por que eso está muy canijo, el cerco informativo con el que nos tienen atados. Mira nomás lo de Gutiérrez Vivó. Además él era casi de derecha en sus comentarios; es más, mi papá me dijo que recuerda un comentario suyo en el que se asumía de ultraderecha. Me imagino que asocia a la izquierda con ciertas facetas oscuras del comunismo, como Stalin, ¿no te digo? Su pecado fue ser un buen reportero. Y él que es derecho, no sé que nos va a pasar a los demás que somos siniestros. ¿A quién más tendrán en la mira? ¿A La Jornada? Ya suena a alarmismo, ¿no? Uy, si supieras que una vez me puse como energúmeno con un pobre muchacho que repartía esa propaganda de desprestigio en nuestra contra, disfrazada de periodiquito que dirige Jorge Kawachi. Le quité el paquete y le grité que lo que estaba haciendo era traicionar a su pueblo y no se qué tantas tonterías más y me llevé el paquete que destruí con toda furia en la comodidad de mi hogar. Aquél nada más se me quedó viendo con ojos de plato como diciendo, ¿a este pendejo qué le pasa? Y tenía razón. Pero es que esas cosas impresas eran infames. Yo acepto la crítica, pero no así, eso es tramposo y artero y no contribuye de ninguna manera a generar la democratización de las conciencias nacionales. Pero tú sabes más de eso que yo. De todos modos no lo debí haber hecho, ese hombre se trataba de ganar la vida como todos. A quién sí te advierto que no me voy a aguantar y les voy a dar un puñetazo en la cara si los veo, van a ser Tello y a Krauze. Bueno, no; porque se nos vendrían encima los medios acusándonos de violentos. Pero Dios sabe que me muero de ganas. Tengo más motivos que los que tenía Vargas Llosa cuando descontó al Gabo, según cuenta Shrerer y que además, dicho sea de paso, ni cuenta el chisme completo. A propósito, lo que le pasó a él hace años no deberíamos olviarlo jamás. Los poderosos nunca han cambiado de alma, solo de cara.

Apenas hablé con unos amigos que hicieron el trabajo de resistencia pacífica acá en Cuernavaca y les comenté que te vi el domingo allá en el defectuoso. Mamadas, me dijeron, deberíamos de estar pensando ya en las elecciones intermedias y del 2012 y no estar haciendo gobiernos virtuales con presidentes virtuales y secretarios virtuales y todo virtual. No los contradije porque ya se veía que era causa perdida discutir con ellos. Sólo les dije que era para no olvidar, porque el pueblo de México a veces peca de tener una memoria histórica de corto alcance, y esto no lo podemos olvidar, por que ya hemos olvidado mucho antes. Esto no se puede quedar así nada más y superarlo como si fuera un trauma de la infancia que cura el psicoanalísta. Me imagino que también piensas en las elecciones que vienen, y que los miembros del Frente Amplio Progresista lo deben hacer también. Tú sabes que estamos listos para trabajar en eso en cuanto nos llames a hacerlo. Estos amigos estaban molestos por que decían que el movimiento se va apagando en la provincia por que a la gente no se le dice qué hacer o cómo pueden ayudar al Gobierno Legítimo, que necesitan vías para involucrarse. Ahí te lo paso al costo para ver qué se hace. Ya se que la red de representantes del Gobierno Legítimo está muy incompleta todavía, pero ¿por qué no comenzamos a aprovechar lo que hay?

De todos modos, yo siempre digo que hay que hacer lo que cada quién pueda sin necesidad de que nos organicen. La labor es chiquita, pero de poquito en poquito, algo se ha de lograr. Por ejemplo, llevando los videos de La verdad Sea Dicha a los compañeros del trabajo y la escuela. En mi escuela a veces fotocopian las caricaturas de El Chamuco y las pegan en el elevador para que la gente las vea y se entere de lo que pasa en el país. En fin, hay que ser creativos, yo digo, y hacer lo que cada quién pueda con la gente que está alrededor. Cada quién sabrá cómo hacerle. Yo voy a prestar tu libro y el de Elena cuando lo termine de leer para que mis amigos los lean y los podamos discutir. Claro que espero no perderlos, por que son muy valiosos para mí, pero ya sé cómo es esto de prestar libros. Yo mismo me he clavado algunos, sin intención, claro está.

Andrés Manuel, ya no quiero distraerte más por que has de tener muchas cosas que hacer y yo nada más te estoy quitando el tiempo contándote mis cosas. Mira, ya escribí una carta kilométrica y solo quería decirte que estoy feliz por haberte visto recién y refrendarte mi apoyo y mi afecto. Yo sé que es difícil, pero no te nos pierdas tanto porque te extrañamos. Me dio mucho gusto oír lo de la Universidad Intercultural del Estado de Guerrero. ¿Imagínate? Una obra pública, una institución educativa, una universidad indígena, que pide que la inaugures, que reconoce al Gobierno Legítimo de México. Me encanta y supongo que a ti también.

Bueno, ya. El que mucho se despide… Que estés muy, muy bien. Estaré como todos muy al pendiente por si nos llamas de manera extraordinaria por lo de Pemex. ¿Serán capaces de tal atraco? Es increíble lo poco y lo feo que le sobrevive a Lázaro Cárdenas. Te mando un fuerte abrazo. Espero verte pronto, pero para cosas buenas. Se vale soñar que somos felices, aunque no tengamos permiso, como dijera Benedetti. Vas a ver que un día, más temprano que tarde lo vamos a lograr. Gracias por todo y mucho éxito allá por donde andes. No se te olvide que no estás solo. Otro Abrazo.

jueves, 5 de julio de 2007

Carta de Ugo a Gerardo en respuesta a la carta Gerardo a la primera de Ugo... en fin, Gay Pride Wars III: el regreso del Jegay

A este paso lo que vamos a acabar teniendo es una marcha del ogullo gay antiorgullo gay. Si esto fuera un partido de tenis yo ya tendría una tortículis que no me curarían los calzones de Juan. La balanza se inclinó con el voto de Pavelo a favor de Gerardo y ahora Ugo exige su violenta y violeta respuesta.


Deje el amable lector que estos dos esgrimistas de la lengua que echan cintas por la boca de diferentes colores se peguen con la cuchara hasta por debajo de la lengua para entretenimiento, gozo y reflexión (sobre todo eso) de nosotros, los demás asistentes a las gueras pánicas, panteónicas y pantanosas del Orgullo.


Con la misma mecánica de ayer, ahora va Ugo, en un color muy masculino, duro y a la yugular contra Gerardo. Hagan sus apuestas y voten por sus fidelidades. Y piensen, insisto, sobre todo eso, que para eso estámos haciendo pan y circo en el cyber coliseo de las palabrotas. Ahí les va.



Gerardo,



La “marcha del orgullo gay” se ha quedado apantanada. Sus orígenes de protesta contra la discriminación y las violaciones a los derechos humanos más retrógradas están sustancialmente en el pasado. Hoy las manifestaciones están nutridas por un grueso sin conciencia sobre el “objetivo”.


Ugo,



Me parece nuevamente que reduces las expresiones de protesta a lo actos de conciencia y/o de militancia política, debemos entender que hay infinidad de expresiones que son una protesta en si, que son políticas en si sin necesidad de enarbolar banderas “políticas”, y respecto a tu decir de que hay “un grueso sin conciencia” participando en la marcha, considero que por principio de cuentas no podemos pretender que en toda manifestación vaya un 100% de personas con conciencia del objetivo y segundo me parece que descalificas el hecho de que alguien vestido de plumas y lentejuelas no tenga esa “conciencia” sólo por su atuendo.



Gerardo,



¿qué protesta no es un acto político? El eje central de mi discurso es desde un paradigma de crítica al pantano en el que se revuelcan los simpatizantes de la Marcha Gay. Mi visión seguramente reduce al espectro de acción política a dos niveles: el de la toma de partido por la sociedad civil y al de tomar parte, esto debe ser porque prefiero reducir las generalidades a conceptos y no divagar al tolerar las acciones espontáneas y efímeras con las que podríamos entender al fenómeno de participación ciudadana. Hubiera preferido que de igual forma hubieras dado respuesta de manera puntual a las dos ideas centrales del texto y no a un ataque que atomiza la comprensión.


Así, procuraré dar respuesta a tus incomprensiones y quejas contra mi forma de pensar.


Pareciera que cuando yo hablo de ‘política’ lo interpretas como ‘acciones político partidistas’ y no, de hecho ese primer párrafo ni lo menciona. Me importa poco si hay partidos políticos inmiscuidos en la Marcha; me interesa que un grueso de los manifestantes tenga conciencia política de sus actos y no marchen por el ámbito “reduccionista” del carnaval. Que en vez de gastar su tiempo y su esfuerzo en marchar pensando que con eso sus derechos serán respetados y se implementarán políticas públicas que mermen los estragos de la discriminación y la violencia contra los derechos humanos en general que como individuos y grupo social inalienablemente tienen. Eso significa “tomar partido”, manifestarse; “tomar parte” es cuando en ese segundo nivel de los dos que hablo, el individuo o el colectivo asume que no sólo con la participación (al votar, o manifestarse escuetamente en las calles) logrará resolver los problemas, sino que se involucra en resolver los problemas. Así, muchos de los manifestantes clausuraron la marcha gozando de la satisfacción que a todos nos da el expresar nuestras ideas libremente, pero que en mi visión reduccionista no resolvieron un culo de la problemática.


La participación social se debe reconocer como un proceso de ejercicio de ciudadanía que nos acerca a la democracia y nos encamina al progreso, alejándonos de la ignorancia y otras chingaderas. Empero, cuando la gente sale a manifestarse en las calles, se dice que “toma partido”, igual que cuando se expresa a favor o en contra de cualquier cosa. Esa participación es apenas un escalón en la construcción del ejercicio legítimo de los ciudadanos. Cuando la gente ‘toma parte’ tiene la conciencia para discernir sobre cualquier cosa; tomar partido y entonces encontrar una manera para involucrarse en su contexto de manera activa y concienzuda,



Efectivamente la participación social “debiera ser” un ejercicio de ciudadanía, pero en ese deber ser, el ejercicio de la ciudadanía toma muchos derroteros, no solamente la militancia partidista o panfletaria, el ejercicio de la ciudadanía seguramente no es sólo votar y participar en algún grupo político, va mucho más allá y se puede expresar en cualquier otro espacio. Respecto al pretendido camino al progreso, te pregunto qué es para ti eso que llamas progreso, porque ciertamente esa idea ha sido superada, la historia no ha demostrado como no hay tal progreso, aunque en su nombre se haya acabado con culturas milenarias, esgrimiendo el argumento de que eran salvajes e ignorantes. Ahora respecto de tu aseveración de que existen grados o escalones en la construcción de un ejercicio “legítimo” de la ciudadanía, te reitero que hablar de lo legitimo y lo ilegitimo es arengarse el derecho de decir qué esta bien y qué mal, no Ugo, el ejercicio “correcto” de la ciudadanía no puede hablar de legitimidades, puesto que debiera buscar la inclusión de todas las formas de expresarse, validando todas esas maneras de involucrarse en un contexto –el que sea- de manera activa. Sobre la conciencia, vuelvo sobre lo mismo, que lleves plumas y lentejuelas o vayas con tus senos al aire no te hace tener menos conciencia.


Progreso. Parece que en eso gira la primera mitad del párrafo. La participación social pasiva y la participación activa son deberes y derechos de la ciudadanía, de este modo lo que he tratado de decirte es que no basta con salir a la calle y quejarse; hay que hacer política y asumir una responsabilidad no sólo para con la comunidad sino para con nuestros propios ideales, y si en nuestros propios ideales sólo está el salir al carnaval pues qué reduccionista visión del individuo. En cuanto al progreso te puedo decir que ir para adelante y buscar el perfeccionamiento me parecen definiciones sencillas y entendibles para cualquier persona afín a la izquierda. Progreso me significa no quedarnos en el pantano de los movimientos sociales y nutrirlos con adelantos.


Para la segunda mitad de tu párrafo me centraré en lo “legítimo”, sólo para darle claridad a mis pronunciamientos y que no bifurques un camino de entendimiento para el cuál sólo hay uno y me cito textual entre comillas a continuación: “Esa participación es apenas un escalón en la construcción del ejercicio legítimo de los ciudadanos.” Sometiendo a tu consideración el que me digas si soy yo, la civilidad, las leyes o quién el ente que determina que participar como lo hicieron ustedes en la marcha es o no legítimo.


(Espero no tener que explicarte que no soy yo quien determina la legitimidad y que ni siquiera lo insinué, que tu ejercicio sofista del lenguaje no empañe el tema: “la marcha gay es basura”.)


No basta tomar partido Gerardo, no basta que la gente diga eso es bonito o feo y salga a la calle, Necesitamos ciudadanos capaces de involucrarse con su contexto y que tomen parte. Que no se queden con la satisfacción de haber salido a manifestarse en las calles; cuando su voz será callada por medios de comunicación controlados por la oligarquía.


Y yo te pregunto Ugo por qué no basta, por qué hay que llegar a casa y volverse un activo militante de una causa, y por qué pretendes que sólo la militancia es tomar parte… porque según yo, se puede tomar parte y formar parte de algo sin militancia, y ahí interviene la conciencia de la que hablas antes, no necesitas estar o formar parte de algo organizado para tener conciencia y actuar en consecuencia.


No basta porque entonces no progresa y son efímeros los esfuerzos de lo que están haciendo al salir a la calle Gerardo. Y como he estado diciendo: se empantanan, no avanzan, son manipulados por un Sistema al que quieren cambiar y entonces no le dan continuidad al desmadre que ya fueron a armar en la sociedad. Salen a la calle, gritan consignas discriminatorias contra las personas heterosexuales, alteran el “orden” y las costumbres de una sociedad y ya, no hacen más; regresan a sus casas o se van a celebrar al antro. ¿Logrando qué? NADA. Por eso digo que no basta salir a la calle si no se van a comprometer a resolver un problema que ya detectaron y con el cual coincido y siempre he coincidido.


La marcha hoy es un ejercicio catárquico, con un movimiento político de dudosa calidad y dudosos resultados. Mi cuestionamiento no es represor contra la Marcha Gerardo, es una crítica constructiva al desperdicio energético que tendrán los manifestantes. Es una crítica a que después de celebrar orgullosamente que nacieron y decidieron ser homosexuales, lesbianas, bisexuales o el estilo de vida (y sexual) que sea; se sientan satisfechos por haber tenido la oportunidad de manifestarse con libertad y no hagan nada más, no se involucren en los mecanismos más eficientes para generar políticas públicas que abatan la violencia ni tampoco en la generación de leyes que la controlen.



Vuelvo a lo mismo Ugo, no limites lo político a la militancia partidista, puesto que cualquier expresión de disidencia, sea cual sea, es política, así que cuando reduces tu concepto de lo político a aquello que sucede en el ámbito de los partidos políticos lo vuelves un concepto reduccionista, sobre lo de los dudosos resultados, habría que ver si es que alguien espera resultados, y si es que estos se pueden observar a simple vista. Y bueno, no entiendo eso de tu crítica constructiva, me parece fuera de lugar el arguemnto, finalmente cada quien decide la manera en que “desperdicia” su energía. Y bueno Ugo dime tú cuántas de las 100 mil personas que te acompañaron el domingo en la marcha están ahora involucrándose en mecanismos “más eficientes” para generar cambios ¿?


Pues esa es mi crítica Gerardo. Gastan su energía. Me parecen cortos de visión política y sólo egoístas al pretender desfogar la represión acumulada por la sociedad hacia las personas que se asumen dentro de lo LGBT.


¿Orgullo? ¿Da orgullo ser LGBT? ¿Es como sentirse orgulloso de ser blanco, rubio o moreno?


Incongruencias y cortos de visión política. No se llamen movimiento político por la defensa de los derechos humanos para ese sector Gerardo. Sean congruentes y que sólo sea una gran fiesta, un gran carnaval ajeno a lo político.


A mí no me acompañaron 100 mil personas Gerardo. Me parece mucho más concienzudo el fenómeno social vivido en el movimiento de Andrés Manuel porque sencillamente el objetivo es informar y ejercer presión por el fraude electoral. La gente se sumó a un ejercicio de credencialización como representantes de un Gobierno al que consideramos legítimo; no fuimos a echar desmadre sino a informarnos más y a reproducir esa información en gente que no alcanza a comprendernos.


Cuando critico me siento con la legitimidad para ello porque me respalda el que en mi vida diaria intento que las condiciones de vida para la gente LGBT, niños, ancianos y demás sean de mejor calidad y se acerquen a los niveles mínimos de dignidad humana Gerardo.


Te reitero que hablar de lo legitimo y lo ilegitimo es pretender que estás en un plano superior a los demás, y no, porque que tú tengas la conciencia de eso que haces no descalifica al que hace lo mismo sin conciencia o al que teniéndola no lo hace activamente.


Sólo justifico mis argumentos, porque me gusta tener justificación para lo que hago y no sólo aventarme al ruedo sin tener un piso mínimo de seguridad. El ridículo siempre me ha dado miedo.


Cuando critico al PRD lo hago porque no soy un ciudadano que sencillamente lanza acusaciones y desacredita la labor de grupos e individuos dentro de nuestra organización política; me respalda el que al menos intento involucrarme al interior del Partido para construir uno más moderno.



Si, y que tú seas militante de un partido no obliga a que todos lo sean, no encuentro el punto aquí, puesto que me parece que tener conciencia de tu realidad no obliga a militar en un partido político y militar en un partido político tampoco es garantía de tener esa conciencia que dices.


No, y reitero que el discurso sobre el PRD es sólo un ejemplo de porqué mis críticas al Partido tienen más valor que las de un no militante del Partido. Dicen que sólo aquél que construye el futuro tiene derecho a criticar el pasado.


Cuando un movimiento político no tiene la visión para enfrentar al sistema sin ser comprado por este, merece mi respeto. Acuérdate de los hippies cuando VW les vendió los coches que eran “parte del movimiento contracultural”, cuando la industria textil les confeccionó la ropa, cuando sus hijos se volvieron yuppies. Acuérdate cuando el PAN se volvió populista y creó el Seguro Popular y ahora hay pensión para adultos mayores (convertida en ley por legisladores y cacareada por el ejecutivo). Acuérdate de la marcha gay que exigía respeto y políticas públicas de respeto a la integridad humana y hoy son carnavales dirigidos por empresas que en poco o nada se han comprometido a ejercer presión al sistema para lograr los cambios que requiere una sociedad tan jodida como la nuestra Gerardo.


Pues podrías explicarme de nueva cuenta esa primera línea porque me es bastante confuso (yo insisto que hay un error de redacción, pero no me hacen caso. El Blogger). Respecto de lo otro, no, no me acuerdo Ugo, tú sí. No recuerdo las marchas gays que exigían respeto y políticas publicas de respeto a la integridad, pero sé bien que he participado en unas en las que lo importante es decir aquí estamos, porque me parece que si hay algún objetivo en la marcha es antes que otra cosa decir: aquí estamos, porque desgraciadamente hay que irrumpir violentamente en vida del resto para que no puedan negar nuestra existencia, más allá de si existe o no una comunidad, lo importante es hacer ver que existimos, y sí, necesariamente de forma violenta, de otra manera nadie reparara en ello… sobre quien sale ganando en realidad, bueno, tú me dirás…


Es muy sencilla esa primera línea. (ven como tenía razón ¿?, ugo omite arriba una negación que ahora corrige. El Blogger) No merece mi respeto un movimiento que se asume político sino tiene la capacidad para derribar o transformar aquello que sustenta su formación. Y no, yo no me acuerdo de esas de manera vivencial, resulta que yo sólo me he enterado por la historia que así se originó la Marcha; buscando erradicar los males de esas personas LGBT, pero un día fue comprada por el Sistema y ahora sólo manipula a sus participantes.


No bloqueo a los manifestantes Gerardo, y mucho menos hago propaganda contra ellos. Te lo digo a ti, me parece basura.



Pues bueno Ugo… a mi me resta hacerte una pregunta, o varias… por qué sí marchar en Madrid y no en México… porque el PSOE si va acompañando la marcha y el PRD no, o porque efectivamente la marcha en Madrid está cooptada por ese partido y acá no… y Ugo, quién gana allá, o te parece que en Chueca viven puras personas comprometidas con la causa homosexual… acaso no sabes el precio de los pisos en ese barrio y quienes son quienes al final se llevan las ganancias… mmm, me das mucho a pensar, o acaso es sólo que es más glam marchar por Madrid que por la ciudad de México…


¿Dónde dejaste tu crítica cuando marchaste por Madrid?


Nunca marché en Madrid. Apenas fui un espectador de cómo se realizaba la Marcha, sí participé en el carnaval posterior. Nunca fue mi intención ser un manifestante ahí. Y no tengo que decir nada sobre el partido socialista, espero ya te hayas dado cuenta que no había relación directa entre partidismo y política, eran ejemplos de lo legítimo de los comentarios.


Resumen por si hay respuesta (que en verdad la espero): cuando nos asumimos personas de izquierda y reconocemos que hay errores; actuaríamos con la metodología del sistema capitalista (egoísmo) al no compartir con nuestra comunidad la percepción del error y al no comprometernos en resolverlo, y si creemos que al sólo decir que algo está mal y no ejercer un acto de conciencia al comprometernos por cambiarlo entonces somos lo mismo que el Sistema.


Yo espero no tener que estar justificando más mis comentarios Gerardo, yo espero no recibir agresiones en tus comentarios. Yo sólo critico y reconozco un error en un movimiento con el que me identifico, y a ti que eres una persona con una cultura suficiente trato de compartirte mi percepción y ejercer un verdadero cam
bio. Son observaciones que uno hace…


(Y así termina, senado, la tercera parte de este bello catfight. Ugo ha demandado respuesta y yo solo suplico a Gerardo que si se le ocurre seguirle, ya no me haga ponerle colorsitos a sus comentarios por que me tardo mucho y hay que hacer otras cosas en la vida a parte de darle al technicolor de sus controversias. Además otro color va a hacer que de plano esto se vea como banderita gay.


Ya enserio, muchas gracias a ambos por participar con tanto seso. Queda abierta la invitación si alguien quiere unirse a esta retahila dialéctica. Creo que lo más importante es tomar conciencia y dignificar el valor de la reflexión dialogada, la tolerancia y la aceptación. Hoy más que nunca la izquierda y la resistencia necesitan comunicarse sin descalificaciones. En eso nos va la sobrevivencia en medio de esta pesadilla mexicana)

El amor en los tiempos de Manhunt (Respuesta a la plegaria de Raulillo)

Hoy, después de leer a Raúl, me entraron una ganas incontenibles de escribir. Uno no puede encontrarse con un texto con dedicatoria hacia su humildísima (ajá) persona, sin sentir que los dedos comienzan a tamborilear y las ganas de escupir palabras se vuelvan cada vez más apremiantes. Y hoy, queridos lectores, amanecí con ganas de hablar sobre el amor. Ay, qué bonito.



Amor, esa cosa informe, manoseada por manoseable, cacareada por cacareable y olvidada por impráctica. ¿Para qué sirve el amor? ¿Para destapar la chela, para lavarse las manos (antes de comer y después de ir al baño), para abrir el pecho en canal de una res recién sacrificada, para bajar de peso como en los más promisorios infomerciales?



Sí, vamos a manosear al amor, vamos a cacarearlo. Tengo ganas de escribir sobre eso cuyo sabor ya estoy olvidando. No solo estoy olvidando su sabor, tampoco recuerdo ya la forma en que éste se derrite en mi paladar; parafraseando a Raúl, quien a su vez me parafrasea a mí. Qué chulo es el verbo parafrasear ¿no? Yo parafraseo, tú parafraseas, vosotros parafraseáis. Pero volvamos al cacareo. Yo cacareo, tú cacareas… No, ya, basta.



No estoy hablando acerca del amor como esa cosa sublime que se siente por el prójimo, por la madre, por los árboles y el universo. No, no. Aclaro que estoy siendo de lo más pedestre y reduccionista. Hablo del amor en pareja. A últimas fechas, en la selección musical que me atasca los oídos a diario, han estado presentes títulos como No tengo novio (de Fey, viva la Secundaria), No quiero un novio (de mis viejas las Ultras), Maldito (de Jessy Bulbo, la Ultra desertora) y otros similares. Hasta me lancé a componer y ahora mi myspace está engalanado por mi rola, Sweet Revenge, donde elegantemente le canto al susodicho: te voy a patear las bolas, te vas a acordar de mí.



Así las cosas. Maldito, no tengo novio, no quiero un novio, dulce revancha. ¿Estaré ardido? Yo creo que más que eso. Ardida Paquita la del Barrio, con su pose de duro y contra ellos, que ya le dio para poner una joyería y su propio bar. No, esto ya sobrepasó la ardidez, se enquistó, se fermentó y se convirtió en escepticismo. Cada vez me cuesta más trabajo no responder con un Sí, ajá, ¿y luego?; cada vez es más franca mi posición de no creyente, llegando incluso a saborear la desgracia ajena en los menesteres amorosos.



¡Ah, porque cómo se da esto de las parejitas de una semana, un mes, o hasta un año, en esto que la muchachada ha tenido a bien llamar El Ambiente! Lo que hoy es amor eterno, besos en el antro, manita sudada, nicks melosos en el messenger y hasta depas compartidos, mañana serán frases de despecho escupidas en uno de esos VIPs que tanto les gustan para comadrear. Y seguirá la yunta andando, aunque se les haya reventado el barzón.



Y la cosa viene entonces por duplicado, porque no sólo me tuve que chutar todas las frases de amor nesfastonas aparentemente obtenidas enviando V-POEMA por celular, sino que ahora me toca también leer, escuchar y sonarle los mocos a todos esos que juraban que al fin habían encontrado al amor de su vida mientras bailaban en Living o mientras se sumergían en las aguas de Manhunt. Y sí, yo también voy a bailar y también me meto a la página en cuestión de cuando en cuando, pero ya por mera inercia, por matar el tiempo (que parece tener más vidas que CatWoman), por acompañar a los amigos o por llenar el ego un rato.



Cada día que me conecto al MSN, porque soy un cyberadicto consumado, me llegan las frasecitas de weyes que no me conocen pero quieren salir, los que ya me conocen y dicen que quieren seguir saliendo o los que ya de plano dicen que me aman. Pero de todos no se hacen uno, son exploradores de escritorio, amantes de teclado, besadores de bytes y más bytes. Comienzo a creer que terminaré en una boda oficiada por webcam, en una multiconferencia con mis cyberamigos como testigos y una luna de miel en una página de destinos turísticos patrocinada por google.com.



¿Terminaré conformándome con besos de emoticon, flores idem y sexo de gifs animados? Espero que no. Ya no hablemos de que soy un tipo cariñoso, entregado, detallista, fiel (todavía los habemos), de que escribo poemas, escribo cuentos y compongo canciones, que el objeto de mi afecto se sacaría la Lotería Sentimental para la Asistencia Pública. Seamos más terrenales: estar a las 12:08 del día, acostado en mi queen size, con un pequeño boxer negro y con un calorcito que se me trepa por las piernas, ¿No es francamente la epítome del desperdicio?


(Mascullado por Pavelo en www.unasartadementiras.blogspot.com más tres gritos de la ardiente muchedumbre. Copypasteado por mí, bajo previo acuerdo poético (ajá), en la Ciudad de Cuernavaca del Eterno Retorno, hoy 5 de Julio de 2007, anno domini. Y ahora sí, ya todo está escrito. Me sigo encontrando realmente simpático. Gloria Patris et Mater Virgini)

Primera Oración a Nuestra Señora de las Melancolías

para Pavel


Nuestra Señora de las Melancolías, hay un jovencito moreno y brioso de ojos de capulín como gitanos, de voz de ruiseñor victoriano de las campiñas inglesas y alas de mariposa tornasol, al que ya no le quedan lágrimas que llorar por que se las han bebido todas los fantasmas del deseo y los demonios de la ausencia.

Nuestra Señora de las Derrotas Cotidianas, a él te suplico que le des una casa entre el pecho y los brazos de un cuerpo amante que no sea fugaz como cometa luminoso; sino permanente, aunque opaco como los palacios de piedra de las fotos del National Geographic, que él sabrá pulirle y sacarle brillo hasta que palidezca el Taj Mahal y sus maravillas, por que este muchacho nació con el toque santo de la inspiración y todo lo que acaricia se vuelve de jade y oro como los poemas de Nazahualcóyotl, de jazmines, de nardos y lavanda como la Primavera de Vivaldi y de auroras boreales a media noche que nacen en medio de la cocina cantando un bossa nova.

Nuestra Señora de las Nostalgias, dame un copón de cristal cortado, de porcelana fina, de talavera poblana o de piedras preciosas engastadas en platino para que guarde ahí las pocas gotas que le quedan a sus ojos, que son como el perfume de rosas de los brujos de Catemaco, como agua bendita que santigua una viejita y como rocío de las madrugadas en los jardines de la Alhambra.

Nuestra Señora de las Derrotas Cotidianas, te imploro de rodillas que me des aunque sea un poquito del don divino de arrancarle una sonrisa o un suspiro amodorrado y feliz aunque no sea siempre, solamente de vez en cuando si quieres, pero por favor, no dejes que se me marchite por que se le olvidó a qué sabe el amor y la forma en la que se le derretía en el paladar, no consientas que se me muera sin morirse de cosas peores que éstas y todas las de San Juan de la Cruz y sus celibatos y sus tizanas y sus flagelos.

Nuestra Señora de las Grandes Pérdidas, no permitas que el rencor y el miedo se le metan al corazón como nido de víboras carnívoras y le devoren los recuerdos de la infancia polvosa y de los gatos desterrados y de las neblinas de París.

Nuestra Señora de las Esperanzas Defraudadas, dame muchos puntos de viajero frecuente y desaparece mi agenda para que con alas de acero vuele hasta él con una carpeta bajo el brazo y en la carpeta una hoja de papel y en la hoja de papel un cordero envuelto para regalo. Y ayúdame a darme prisa antes de que otras páginas sin corderos corten con su filo las muñecas de sus ilusiones y sangre el presente carmines del futuro empantanado.

Nuestra Señora de los Caídos en Combate, así pues, ten piedad de todos nosotros, los que estamos muertos por dentro como árboles secos, de los que tenemos la niebla metida en los huesos, de los que somos nuestro propio laberinto y nuestro propio minotauro Asterión y nuestro propio héroe Teseo. Danos el hilo salvador de una Ariadna o un Ariadno o lo que quieras antes de que nos volvamos locos de la desesperación y la ira que hace rechinar los dientes como piedras de molino.

Nuestra Señora de los Insomnios, alza una bandera negra a media asta en medio de la noche y la tempestad del alma para que sepan que el luto está de luto por los que nos vamos a la guerra diaria de las pérdidas irreparables, a las trincheras de las noches sin sueño, al miedo del sudor bajo las sábanas, a las barracas del cine sin compañía, a los campos sembrados de fuego y cadáveres del baile patético de la cena para uno, danza macabra de las soledades y de las lluvias sin paraguas y de la música de Chavela Vargas.

Nuestra Señora de Todas las Amarguras, santa patrona de los desconsolados devotos de San Antonio, ahoga las penas en tequila cien por ciento de agave azul y guarda bajo siete llaves en los cajones del ya no me acuerdo esas fotos viejas, borra de un plumazo aquella nuestra canción y exorcízame de las voces siniestras de los lejanos tiempos mejores.

Ay, Nuestra Señora de las Melancolías, oye que te llamamos los desterrados hijos de Eva gimiendo y llorando en este valle de lágrimas, en este bar que ya va a cerrar, en este retrete sin jalar y haz que me lleve la chingada más temprano que tarde, before I pull this trigger, o me chingo yo solito, y luego chingas tú y chinga su madre todo in Gloria Patris, Filli et the Holly Ghost in coelo et terra per saecula saeculorum, como en un narcocorrido, como la resaca del domingo, como todo este inmenso grito. Amén. Clic.

miércoles, 4 de julio de 2007

Lecturas de la Convención de los Derechos del Niño y de la Niña

Si todos los niños y niñas tienen los mismos derechos (artículo 12), eso significa que nada de lo que los adultos quieran inferir a partir de sus gustos o aficiones en lo relativo a los roles de género, y la posible correlación de esos comportamientos con referencias sexuales en la edad adulta, será utilizado en detrimento de esos mismos derechos.


Si todos los niños y niñas tienen derecho al juego (artículo 11), eso significa que las niñas tienen derecho a subirse a los árboles y los niños a vestir Barbies o desvestir Kens, sin ser por ello regañados.

Si todos los niños y niñas tienen derecho a la libertad de pensamiento y de opinión (artículo 9), eso significa que podrían expresar sus sentimientos sin que se les haga comprender que éstos, en unos casos, sin vergonzantes; sin que se les haga comprender que sólo ciertas ideas relativas al afecto, el deseo, las aficiones, etc., puede expresarse orgullosa y legítimamente.


Si todos los niños y las niñas tienen derecho a la educación (artículo 8), eso significa que se les debe enseñar que hubo una poetisa que se llamaba Safo y que cantó al amor de las mujeres; que Lorca era homosexual; que la sexualidad no es sólo una función biológica destinada a la reproducción; que las madres posesivas, si no son en exceso pesadas, están muy bien, y que si los padres son violentos, alcohólicos u holgazanes, casi mejor que se ausenten...

Si todos los niños y las niñas tienen derecho a un nombre (artículo 7), eso significa que, si quieren, pueden identificarse como gays, lesbianas, bisexuales, heterosexuales..., así como renunciar a que se les llama enfermos, mariquitas, machotes, machorras, que niña tan mona...

Si todos los niños y niñas deben estar protegidos contra los malos tratos (artículo 6), eso significa que no se puede ejercer sobre ellos y ellas la violencia física, psicológica o simbólica con el único objetivo de promocionar una identificación heterosexual o de castigar actitudes, gustos, opiniones, aficiones, etcétera, que se quieran interpretar como señales de disconformidad y no con un modelo de rol de género o con una posible preferencia sexual.


Por último (y un poco como resumen), si todos los niños y niñas tienen derecho a la vida (artículo 1), eso significa que debemos comprender que la vulneración constante y sistemática por parte de los padres, madre, educadores, legisladores... de cualquiera de los derechos antes citados y aquí releídos tiene efectos desastrosos en la autoestima de miles de niñas y niños, y que con frecuencia el resultado se expresa en un desapego de éstos hacia la propia vida. La inducción al suicidio (más que la tan cacareada “pulsión de muerte”) es uno e sus posibles resultados”

Tomado de Homografías, p. p. 110 a la 112

Respuesta de un tal Gerardo a Ugo Rincón, o la lucha por el Orgullo

En contra del espíritu de este blog que supone que no hay nada nuevo que decir, aquí como Carlos Monsiváis y Octavio Paz (pero de las nuevas generaciones, toda proporción guardada), nadie quiere ser el penúltimo en hablar. Debo decir en todo esto que mi única guerra con plumas y con conciencia, con militancia y con crítica, con parte y con partido, es en contra del cóset, abominable tecnología de dominación y miedo. Y no por mí, ni por Ugo, ni por Gerardo, ni por Madrid, ni por San Francisco. Por México y los niños adolescentes que hoy por hoy no tienen derecho a la normalidad sexual y consecuentemente educativa, política, religiosa, simbílica, emotiva y psicológica. Ellos sí me duelen. Como dijeran Llamas y Vidarte en sus Homografías: Dan mucha pena los niños en las cárceles, pero a nadie se le cae una lagrimita por los niños y adolescentes metidos en el armario. La misma hipocresía de siempre.


Yo cuando tenía 17 años ví por casualidad la Marcha pasar por Paseo de la Reforma. Y ver a miles caminar sin miedo, me quitó a mí el miedo. Y no hay nada más libertario que dejar de temblar debájo de las sábanas. En la siguiente entrada transcribo del mismo libro que cité arriba las Lecturas de los Derechos del Niño y de la Niña que le dieron razón a mi resistencia personal. Dijeran Burr, Canales y Piñó en su Cuaderno para el Ciudadano en Apuros resistir es poner la razón al servicio de la rabia. No hacemos otra cosa mas que eso aquí.


En fin, va Gerardo a continuación en una réplica feroz que hace touché más de una vez a los argumento de Ugo sin H. Quise respetar la propuesta y así, va Gerardo transcribiendo la carta de Ugo y deteniéndose a cada párrafo para rebatir, en negro Ugo, en rojo Gerardo. Juzque Usted, querido blogvidente, y saque sus propias conclusiones. ¿Volverá Ugo a la carga a responderle a Gerardo? ¿Alguién más meterá su cuchara en esta polémica epistrolar? ¿Algún día alguien reconocerá el altísimo nivel literario de mi crónica que nadie pela por estar más atentos a las desaveniencias Ugo versus Gerardo? ¡Todo esto y más en nuestro próximo episiodio de La lucha por el Orgullo!

Muchas gracias por participar, Gerardo. El próximo año vamos juntos a la marcha. Quien quita y para entonces ya convencimos a Ugo de que vaya, al menos a mirar.



Gerardo,

La “marcha del orgullo gay” se ha quedado apantanada. Sus orígenes de protesta contra la discriminación y las violaciones a los derechos humanos más retrógradas están sustancialmente en el pasado. Hoy las manifestaciones están nutridas por un grueso sin conciencia sobre el “objetivo”.

Ugo,

Me parece nuevamente que reduces las expresiones de protesta a lo actos de conciencia y/o de militancia política, debemos entender que hay infinidad de expresiones que son una protesta en si, que son políticas en si sin necesidad de enarbolar banderas “políticas”, y respecto a tu decir de que hay “un grueso sin conciencia” participando en la marcha, considero que por principio de cuentas no podemos pretender que en toda manifestación vaya un 100% de personas con conciencia del objetivo y segundo me parece que descalificas el hecho de que alguien vestido de plumas y lentejuelas no tenga esa “conciencia” sólo por su atuendo.

La participación social se debe reconocer como un proceso de ejercicio de ciudadanía que nos acerca a la democracia y nos encamina al progreso, alejándonos de la ignorancia y otras chingaderas. Empero, cuando la gente sale a manifestarse en las calles, se dice que “toma partido”, igual que cuando se expresa a favor o en contra de cualquier cosa. Esa participación es apenas un escalón en la construcción del ejercicio legítimo de los ciudadanos. Cuando la gente ‘toma parte’ tiene la conciencia para discernir sobre cualquier cosa; tomar partido y entonces encontrar una manera para involucrarse en su contexto de manera activa y concienzuda,

Efectivamente la participación social “debiera ser” un ejercicio de ciudadanía, pero en ese deber ser, el ejercicio de la ciudadanía toma muchos derroteros, no solamente la militancia partidista o panfletaria, el ejercicio de la ciudadanía seguramente no es sólo votar y participar en algún grupo político, va mucho más allá y se puede expresar en cualquier otro espacio. Respecto al pretendido camino al progreso, te pregunto qué es para ti eso que llamas progreso, porque ciertamente esa idea ha sido superada, la historia no ha demostrado como no hay tal progreso, aunque en su nombre se haya acabado con culturas milenarias, esgrimiendo el argumento de que eran salvajes e ignorantes. Ahora respecto de tu aseveración de que existen grados o escalones en la construcción de un ejercicio “legítimo” de la ciudadanía, te reitero que hablar de lo legitimo y lo ilegitimo es arengarse el derecho de decir qué esta bien y qué mal, no Ugo, el ejercicio “correcto” de la ciudadanía no puede hablar de legitimidades, puesto que debiera buscar la inclusión de todas las formas de expresarse, validando todas esas maneras de involucrarse en un contexto –el que sea- de manera activa. Sobre la conciencia, vuelvo sobre lo mismo, que lleves plumas y lentejuelas o vayas con tus senos al aire no te hace tener menos conciencia.

No basta tomar partido Gerardo, no basta que la gente diga eso es bonito o feo y salga a la calle, Necesitamos ciudadanos capaces de involucrarse con su contexto y que tomen parte. Que no se queden con la satisfacción de haber salido a manifestarse en las calles; cuando su voz será callada por medios de comunicación controlados por la oligarquía.

Y yo te pregunto Ugo por qué no basta, por qué hay que llegar a casa y volverse un activo militante de una causa, y por qué pretendes que sólo la militancia es tomar parte… porque según yo, se puede tomar parte y formar parte de algo sin militancia, y ahí interviene la conciencia de la que hablas antes, no necesitas estar o formar parte de algo organizado para tener conciencia y actuar en consecuencia.

La marcha hoy es un ejercicio catárquico, con un movimiento político de dudosa calidad y dudosos resultados. Mi cuestionamiento no es represor contra la Marcha Gerardo, es una crítica constructiva al desperdicio energético que tendrán los manifestantes. Es una crítica a que después de celebrar orgullosamente que nacieron y decidieron ser homosexuales, lesbianas, bisexuales o el estilo de vida (y sexual) que sea; se sientan satisfechos por haber tenido la oportunidad de manifestarse con libertad y no hagan nada más, no se involucren en los mecanismos más eficientes para generar políticas públicas que abatan la violencia ni tampoco en la generación de leyes que la controlen.

Vuelvo a lo mismo Ugo, no limites lo político a la militancia partidista, puesto que cualquier expresión de disidencia, sea cual sea, es política, así que cuando reduces tu concepto de lo político a aquello que sucede en el ámbito de los partidos políticos lo vuelves un concepto reduccionista, sobre lo de los dudosos resultados, habría que ver si es que alguien espera resultados, y si es que estos se pueden observar a simple vista. Y bueno, no entiendo eso de tu crítica constructiva, me parece fuera de lugar el arguemnto, finalmente cada quien decide la manera en que “desperdicia” su energía. Y bueno Ugo dime tú cuántas de las 100 mil personas que te acompañaron el domingo en la marcha están ahora involucrándose en mecanismos “más eficientes” para generar cambios ¿?

Cuando critico me siento con la legitimidad para ello porque me respalda el que en mi vida diaria intento que las condiciones de vida para la gente LGBT, niños, ancianos y demás sean de mejor calidad y se acerquen a los niveles mínimos de dignidad humana Gerardo.

Te reitero que hablar de lo legitimo y lo ilegitimo es pretender que estás en un plano superior a los demás, y no, porque que tú tengas la conciencia de eso que haces no descalifica al que hace lo mismo sin conciencia o al que teniéndola no lo hace activamente.

Cuando critico al PRD lo hago porque no soy un ciudadano que sencillamente lanza acusaciones y desacredita la labor de grupos e individuos dentro de nuestra organización política; me respalda el que al menos intento involucrarme al interior del Partido para construir uno más moderno.

Si, y que tú seas militante de un partido no obliga a que todos lo sean, no encuentro el punto aquí, puesto que me parece que tener conciencia de tu realidad no obliga a militar en un partido político y militar en un partido político tampoco es garantía de tener esa conciencia que dices.

Cuando un movimiento político no tiene la visión para enfrentar al sistema sin ser comprado por este, merece mi respeto. Acuérdate de los hippies cuando VW les vendió los coches que eran “parte del movimiento contracultural”, cuando la industria textil les confeccionó la ropa, cuando sus hijos se volvieron yuppies. Acuérdate cuando el PAN se volvió populista y creó el Seguro Popular y ahora hay pensión para adultos mayores (convertida en ley por legisladores y cacareada por el ejecutivo). Acuérdate de la marcha gay que exigía respeto y políticas públicas de respeto a la integridad humana y hoy son carnavales dirigidos por empresas que en poco o nada se han comprometido a ejercer presión al sistema para lograr los cambios que requiere una sociedad tan jodida como la nuestra Gerardo.

Pues podrías explicarme de nueva cuenta esa primera línea porque me es bastante confuso (cometario del Blogger: creo que Ugo erró la redacción y quiso decir "cuando un movimiento político no tiene la visión para enfrentar al sistema sin ser comprado por este, NO merece mi respeto"; omitió la negación). Respecto de lo otro, no, no me acuerdo Ugo, tú sí ¿? No recuerdo las marchas gays que exigían respeto y políticas publicas de respeto a la integridad, pero sé bien que he participado en unas en las que lo importante es decir "aquí estamos", porque me parece que si hay algún objetivo en la marcha es antes que otra cosa decir "aquí estamos", porque desgraciadamente hay que irrumpir violentamente en vida del resto para que no puedan negar nuestra existencia, más allá de si existe o no una comunidad, lo importante es hacer ver que existimos, y sí, necesariamente de forma violenta, de otra manera nadie reparara en ello… sobre quien sale ganando en realidad, bueno, tú me dirás…

No bloqueo a los manifestantes Gerardo, y mucho menos hago propaganda contra ellos. Te lo digo a ti, me parece basura.

Pues bueno Ugo… a mi me resta hacerte una pregunta, o varias… por qué sí marchar en Madrid y no en México… porque el PSOE si va acompañando la marcha y el PRD no, o porque efectivamente la marcha en Madrid está cooptada por ese partido y acá no… y Ugo, quién gana allá, o te parece que en Chueca viven puras personas comprometidas con la causa homosexual… acaso no sabes el precio de los pisos en ese barrio y quienes son quienes al final se llevan las ganancias… mmm, me das mucho a pensar, o acaso es sólo que es más glam marchar por Madrid que por la ciudad de México…

¿Dónde dejaste tu crítica cuando marchaste por Madrid?