sábado, 30 de junio de 2007

De Colores

Dicen los que por su fama viven que la Marcha del Orgullo Lésbico Gay en la Ciudad de México, si no es que en todos lados, es un carnaval grotesco que tiene de manifestación política lo que yo, así de escuálido como soy, tengo de bailarín clásico: nada. Y casi estaría de acuerdo por lo que vi hoy. Y que conste que no le estoy dando la razón a los juicios de valor negativísimos que hacen con saña aquellas lenguas malintencionadas como la de mi exnovio, por que a mí los carnavales me gustan mucho y mientras más grotescos mejor. Pero es que no hay que ser.

En el trailer en el que hice el recorrido del Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, el cual, dicho sea de paso, patrocinó quién sabe con qué intenciones oscuras y perversas un ex diputado local por el PRD de Cuernavaca, los compañeros que subieron a él luego de mí, comenzaron a abrir cervezas de lata que con sus refrescantes pssst clac cantaban las glorias de la cebada al unísono de la última rola sensación de Gloria Trevi, muy asociada a lo gay, por cierto, no se por qué, porque no es eso de andarse trepando en tacones el único remedio contra la ignorancia homofóbica de las tradicionales familias mexicanas; ni que todos los maricas lo anduvieran haciendo. Habría una crisis en la producción de zapatillas y el mercado de las medias de red se volvería loco por no poder satisfacer las necesidades de consumo. No; hay otros medios para hacer escándalos más efectivos y menos suicidas. Pinche Gloria Trevi, qué sabes tú de salir del closet. A lo mucho te habrá dejado un día olvidada Sergio Andrade en un ropero y nada más un ratito.

A mí no me importa nada lo de la cerveza y más se escandalizó mi amigo drag queen que venía a mi lado. Y mira quien. Es más, por no se descortés, que fura cosa fea en alguien de mi condición, hasta les acepté un par de latitas para brindar. Pero me imagino que los críticos de la marcha hallan en estas cosas fundamentos para descalificar al evento y tacharlo, con cierta justicia, de banal y pueril cotorreo que más desfavorece que ayuda. Y dicen bien por que después de la cerveza vino la mota. Y a mí con lo que me gusta fumar marihuana, pero esta vez sí me rehusé a aceptar el churro nada más por que no estábamos en el concierto de Café Tacuba o de Manu Chau y quién sabe si los policías y granaderos que custodiaban los contingentes vieran con muy bueno ojos eso, luego de tolerar el asunto de las chelas. Suena cobarde pero más vale aquí corrió. Como dijera el Batín de Lope, excusar el peligro es ser valiente. Además, para qué darle ideas a la prensa.

En todo caso hubiera preferido que se taparan las orejas marihuana y no bebieran tanta cerveza, con refills para levantar las bajas en cuanto Oxxo o Seveneleven se atravezaba, por que de tantas frías, o ya tibias para esas alturas, una lesbiana gorda y estúpida, y lo digo sin misoginia, a un metro de mí de plano se bajó los jeans, se sentó y se orinó sobre los bailadores y homoeróticos pies circunvecinos. Yo no sé si pensó que no nos íbamos a dar cuenta de su aliviadora acción o si nos iba a hacer mucha gracia su generoso golden shower, pero para pronto hubo que abortar el trailer y salir huyendo de él, puesto que ríos amarillos de caliente meada recién hecha se nos venían encima.

El diputado arriba vapuleado, seboso y vestido de rancherote que ondeaba una bandera arcoiris de buenas proporciones, venía cacareando en su micrófono quién sabe qué cosas sobre los crímenes cometidos en México por homofobia. Y a mí la verdad me daban ganas de agregarle uno nuevo a su lista y romperle el cuello a la machorra meona so riesgo de cometer lesbianicidio en defensa propia de la higiene y el buen gusto.

En fin, esas cosas que pasan en algo tan querido para mí como la Marcha del Orgullo me rompen las pelotas, me enturbian el gusto de mirar los torsos desnudos de esos dioses griegos desfilando en patines, con sus gorras de marineros y sus lentes oscuros. Que daría por estarme devorando a uno de esos ahora, atragantándome la garganta con su saliva y emborrachándome de mejores licores manados de su cuerpo. Pero no, estoy aquí sentado escribiendo estas tonterías y odiándome un poco más a cada momento, cada letra nueva, cada sorbo de café.

Por suerte no todo es imbécil como los gringos rucos que saludaban a los contingentes desde su camioncito turístico. Que atajo de pendejos, por Dios. Hay cosas que valen la pena y que con su belleza candorosa diluyen y borran la estulticia. Por ejemplo, el muxe que después de su discurso lleno de rabia y esperanza, se acercó dulce y delicado a mí, y me dijo su mixteco, Gracias hermano. Él sí es mi hermano, o al menos así con sus trenzas enrolladas, su huipil floreado, su morral de colores y su mirada de señorona del Istmo de Tehuantepec, lo es más que los tito-andróginos ceji-depi-ladys vulgares que ni saben a lo que van ni les interesa nada como no sea mana-mana aquello, perra-culera esto otro y, pobrecita-pobrecita-pobrecita con lo de más allá. Ese muxe orgulloso y humilde es más mi hermano cuando grita conmigo ¡Oaxaca Vive! ¡La lucha sigue! ¡La APPO vive y vive! ¡La lucha sigue y sigue! que los modelos del Man Hunt que viajan en un trailer atrás del nuestro. Creo que al final, todo es parte de lo mismo, pero cada quién tiene sus preferencias y las mías se quedan no con la piel engañosa, sino con el corazón fiel.

Hubo hoy otros corazones amantes de esos que no me dejan romper relaciones diplomáticas con la Marcha del Orgullo. Más adelante, una mujer de cincuenta años quizá, desde la banqueta aplaudía el valor de los que, pese a todo, encuentran las agallas para ir y exponer sus preferencias sexuales enfermas y retorcidas y luego escupirles un ojo a los hipócritas de la derecha medieval que nos gobierna. Y yo pensaba esto y mi mirada se cruzó con la de la señora que aplaudía y de pronto no había nada más que un segundo de tiempo congelado y un terso Hijo, estoy orgullosa, Madre, no lo podría hacer sin ti. Si tuviera que escoger una Virgen María personal, yo me quedaba con esa mujer que aplaudía.

Y si tuviera que escoger dos santitos de cabecera a quienes ponerles flores de azahar y prenderles veladoras de colores cada día primero del mes, escogía a los dos benditos mocosos quinceañeros que metidos en sus uniformes verdes de escuela secundaria pública marchaban de la mano con un valor tan increíble en su jovencísima vida, que ya quisiera yo a estas alturas del partido.

Y finalmente la Calle de Madero y los pitidos jubilosos de las bocinas de los traileres. Y escucho lo que más me gusta escuchar, esos estallidos espontáneos de voces como papelitos de colores: ¡No que no, sí que sí, ya volvimos a salir! truenan a gritos las almas. ¡Detrás de las ventanas, se esconden las lesbianas, detrás de los balcones, se esconden maricones! escuchan los vecinos que saludan y bailan desde sus edificios, testigos mudos de los tiempos pasados y que se adornan con rehiletes de colores y banderitas de crepé. ¡El buga conciente se une al contingente! oyen los padres de familia y se animan a la fiesta con todo y carreolas que se van llenando de serpentinas juguetonas. ¡Norberto Ribera, homofóbica culera! aullamos enfrente de la catedral que aplastó el Templo Mayor de nuestros padres; aullamos y recontraullamos con tanta furia que quisiéramos que nuestras voces fueran garras que alcanzaran al hijito de-su-gran-puta-madre-católica del cardenal y le abrieran de punta a cabo las entrañas, monstruo de los monstruos, ramera ensotanada, cómo te odio y te desprecio. Que las manitas de los niños muertos de hambre, no deseados y violados por los curas que proteges, que tan pródigamente la diste al mundo, sean las que te lleven al infierno a lamerle la cola a tu comadre la Wojtiwa que tan bien se llevaban, par de criminales de mierda (Ay Vallejo, me cae que yo sí te entiendo). Ya me encabroné y se me estaba olvidando el principal: ¡Felipe Calderón también es maricón! Y no en el buen sentido de la palabra, por que estos maricones, alcohólicos, drogadictos y meones, al menos son honestos; no como tú que ya no hay calificativos en lengua humana para mostrarte el desprecio, asco, ira y repulsión que le da a uno en la boca del estómago apenas aparece tu infama cara en la pantalla de la televisión. Ojalá fueras maricón como ese muxe o como esos escolapios enamorados. Pero no; no eres maricón por valioso, eres maricón por deplorable, por escondido como niño llorón atrás de las botas de tus esbirros de verde olivo o de las faldas de la mujer bonita que te regaló la elección. Dios quiera que un día más temprano que tarde uno de tus milicos te pegue una gastritis por el culo, como la que mató a la viejita Ernestina, a ver si así le agarras el gusto a eso de ser marica. Puto Calderón, con perdón de los putos de hoy, que hicieron un caballo pegaso armado de huacales de madera solo para recordar que el Presidente es otro y no eres tú Felipito mi amor.

En fin, basta por hoy. Fue un buen día. Terminemos. La Marcha del Orgullo Lésbico Gay Bisexual Transexual Transgénero Travesti Pansexual Asexual y Autosexual (y lo que se junte en la semana) es un acto de resistencia a la hegemonía de la heterosexualidad cacareada por las instituciones políticas y religiosas; es decir, un acto de rebeldía contra el closet como tecnología de la dominación de las normalidades por encima de las anormalidades. Es un carnaval grotesco, sí. Y qué. Más grotesco, y ahora sí en el mal sentido, son los crímenes por homofobia, los cadáveres del sida, los niños y jóvenes prisioneros del ropero de la vergüenza, los padres que se mueren por no haber dado simientes machitas, el cuerpo de Lorca sin sepultura, los ojos tristes y traicionados de Wilde o el balazo en el ano de Reynaldo Arenas. Más grotesco es ser María y que de todos modos Juan te llames.

Esto es tan solo el comienzo de una polémica que no se si tiene fin o si acaso lo necesita. Al final, lo único que me queda es aquello que luego en buen español me dijo mi hermano el muxe: no estamos queriendo construir un mundo de sueños, solamente queremos encontrar nuestro lugar en esta pesadilla. Amén.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hay mana, que radical. Si nosotras las jotitas no tenemos la culpa de que naquitos y poco sabedores (osease ignorantes) sean los que dirijan los partidos de iSquierda. Si pudieran auspiSiar uno que otro DILER paa que la piedra no fuera tan cara... y en lugar de eso, puras promesas de campaña. Que groseros no?

Pero no te vi en toda la marcha mi reina, te escondite bien chiquiperra del mal. En fin. Namas avisandote que la proxima marcha la organizaremos Ilan y yo, y llevaremos un contingente desente (y de sentones) representando a la Máxima casa de estudios, fabulosamente estilizado y en resureción al fallecido colectivo fuco. Este año no bastó con el amplio numero de cuatro personas representando el movimiento de la UNAM. Ni con el machete turnado se logro atencion. pero ya eran esas desgraciadas, el proximo año vendra fuerte!!!

Raúl Uribe dijo...

1. Hija mía, no mames. La piedra ya está supsidiada por el goverment (así en inglés), pero como dijera la Nana Goya, esa es otra historia...

2. No me viste por que no quisiste, hija de la chingada. Hasta aparecí en la primera plana de La Jornada del domingo.

3. Quiero ver el año que entra a ver si es cierto que contigente de plumas y lentejuelas de nervios. Si no, ya te lo estaré reprochando aquí mismo.

4. Ay no, ya no resuciten al colectivo Fuck-o! A ver, qué de bueno hicieron en su perra vida ¿? Además el pobrecito de Michel se daría de topes si supiera que su nombre es usado en abanderamientos gays. Es lo que menos quiso en la vida el buen hombre. Ni resusiten al GUDS por Dios que tanto dolores de cabeza nos dio.

5. Más ideas y menos machetes, chiquita. Pórtete bien y nos vemos prontito. Besos.